lunes, 8 de octubre de 2018

PARA CUATRO DÍAS QUE ME QUEDAN (2)

     Cuatro días y poco más están a disposición de los seres humanos para reciclar la mierda que dejaron algunos políticos  al paso por este mundo repajolero. Hablábamos del reciclamiento de la basura política
     Reciclar (dar un nuevo ciclo) es crear de nuevo un tercio de vida útil al cúmulo de basura que va dejando en el planeta Tierra y en sus alrededores (con su correspondiente  utillaje),  la especie humana, cuando además piensa con los pies.
     Está, todo inventado. Dije el pasado sábado que yo iba ser un plagiario, siguiendo la moda impuesta por un significado político que se olvidó de entrecomillar la copia  y lo hicieron doctor. ¡Así nos va, con el plagio conquistando los altares de la sabiduría y del poder!
    Por tanto, no trato de aportar nada nuevo bajo el sol. En consecuencia, obras son amores. El reciclaje de los bípedos implumes empieza con una buena confesión. A viejos problemas, soluciones antiguas: una buena confesión supone: Examen de conciencia, arrepentimiento  o dolor por el pecado cometido , propósito de la enmienda, confesión de  boca y satisfacción de obra.
     ¡Qué cosas se le  ocurren!, señor cura!. ¿Han visto ustedes la "satisfacción de obra", (devolver lo sustraído) por los gatunos políticos? Estamos donde estábamos y la cárcel ni remedia el mal, ni compensa a la víctima. ¿Entonces qué? ¿Nos vamos a conformar con que se marchen de rositas los llamados ladrones
      El reciclaje no  consiste en retirar de escena a los  promotores y consentidores del infortunio que sufre el contribuyente.
      No van por ahí mis tiros:  busco y deseo la limpieza sin más adornos. Van por donde hay sendero de fácil andadura. Pero "ellos", no quieren. No quieren porque  entre políticos con poder y mando, en temas referentes a lo personal y propio, no riñen; hasta se aman cuando  les conviene. 
      Mañana más.
   

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