Cuatro días y poco más están a disposición de los seres humanos para reciclar la mierda que dejaron algunos políticos al paso por este mundo repajolero. Hablábamos del reciclamiento de la basura política
Reciclar (dar un nuevo ciclo) es crear de nuevo un tercio de vida útil al cúmulo de basura que va dejando en el planeta Tierra y en sus alrededores (con su correspondiente utillaje), la especie humana, cuando además piensa con los pies.
Está, todo inventado. Dije el pasado sábado que yo iba ser un plagiario, siguiendo la moda impuesta por un significado político que se olvidó de entrecomillar la copia y lo hicieron doctor. ¡Así nos va, con el plagio conquistando los altares de la sabiduría y del poder!
Por tanto, no trato de aportar nada nuevo bajo el sol. En consecuencia, obras son amores. El reciclaje de los bípedos implumes empieza con una buena confesión. A viejos problemas, soluciones antiguas: una buena confesión supone: Examen de conciencia, arrepentimiento o dolor por el pecado cometido , propósito de la enmienda, confesión de boca y satisfacción de obra.
¡Qué cosas se le ocurren!, señor cura!. ¿Han visto ustedes la "satisfacción de obra", (devolver lo sustraído) por los gatunos políticos? Estamos donde estábamos y la cárcel ni remedia el mal, ni compensa a la víctima. ¿Entonces qué? ¿Nos vamos a conformar con que se marchen de rositas los llamados ladrones
El reciclaje no consiste en retirar de escena a los promotores y consentidores del infortunio que sufre el contribuyente.
No van por ahí mis tiros: busco y deseo la limpieza sin más adornos. Van por donde hay sendero de fácil andadura. Pero "ellos", no quieren. No quieren porque entre políticos con poder y mando, en temas referentes a lo personal y propio, no riñen; hasta se aman cuando les conviene.
Mañana más.
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