Con diez años me internaron en un colegio católico y allí me hurtaron un álbum de cromos a todo color, "Las maravillas del mundo". Y un veterano me dijo: "Ten cuidado.Aquí te sisan hasta la virginidad".
Me alistaron para hacer la "la mili" y lo primero que noté es que me habían quitado una manta mientras dormía. Manta que hube de pagar con dinero de mi bolsillo. Luego, tropa y mandos fuimos a misa, porque eramos católicos.
Mi destino se torció a causa de una guerra estúpida, donde se mataban los unos y los otros y viceversa por un quítame allá,esas pajas; eso sí: para defender la justicia social unos y la justicia divina otros.
Puedo seguir contando la historia de la España modélica o pícara, católica o agnóstica, monárquica o republicana, angelical o diabólica... Españolito de a pie: allí donde menos lo piensas, pisas y salta la mierda.
Parecerá mentira, pero hube de padecer como "siervo" al director de una oficina bancaria; un director de misa diaria que me ordenaba liquidar los intereses, de muy concretas libretas de ahorro, con una merma respetable, ya que no lo iban a tener en cuenta sus titulares: eran analfabetos.
Nada nuevo bajo el sol. ¿Cuántos no han perdido su vivienda por algo parecido?
¿Una España democrática y limpia?
Imposible: son siempre los mismos... y con los mismos collares.
NOTA MARGINAL: Comentario inspirado tras la confesión pública de un personaje que dicen anduvo por el cielo.
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