sábado, 15 de septiembre de 2018

Y TODO SIGUE IGUAL

    No lo entiendo. Millones de personas sufren en nuestro entorno y están condenadas sin remedio a no salir de su pobreza. Esto lo saben los políticos. Su razón de ser -la de los políticos- está ligada a constantes y solemnes promesas cargadas de soluciones en beneficio de los más necesitados.
    A medida que las gentes terminan por comprender que el dinero es un elemento básico para el remedio de desgracias y la conquista del bienestar propio y ajeno, surgen los políticos para que el reparto sea justo. Estos se anuncian como celosos y providenciales gestores para controlar los manantiales monetarios y llevarlos por el cauce  de la justicia social.
    Frente a otras actividades, los políticos deben mostrarse eficientes desde el púlpito de la honradez y por medio de soluciones tan justas como impecables, sin apropiarse de aquello que tocan o manejan porque no es suyo;  y jerarquizando el orden a seguir para atender prioritariamente lo que más y mejor contribuya al bienestar de la mayoría necesitada. Por ejemplo manteniendo viva y pujante una auténtica y buena escuela,  sin olvidar el norte marcado por el decálogo.
    No tomen a España como ejemplo donde, puestos a desgraciar a la marrana antes de llevarla al matadero, se apropian  los líderes de conocimientos -títulos y diplomas- por la vía de la falsificación y la mentira como máximo esfuerzo.
    Esto  se llama corrupción, basura, mierda...
    Henos  aquí, sin remedio. Se ha descubierto el pastel y... ¡todo sigue igual!
    ¡Eso sí! Echan la culpa a los muertos. Es para comer cerillas, que decían antiguos fumadores.

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