sábado, 1 de septiembre de 2018

HISTORIAS QUE NO CONVIENE REPETIRLAS

        Es ley de vida: los fuertes toman el mando, se hacen con el poder y expulsan a sus adversarios de las estructuras jerárquicas desde las que se gobiernan a los pueblos.
        El poder se manifiesta, -llega a la calle, se hace popular- de muy diversas maneras y para vencer no basta con decir que uno es fuerte: hay que demostrarlo. ¿Pero cómo se demuestra?
        La tendencia instintiva de alcanzar la meta con el mínimo esfuerzo,  induce a ejercer el poder por la fuerza física. La convicción,  entre animales,  favorece al  que tiene más garra, mejor dentadura, más fuerza física y más astucia. El hombre cuando imita al animal es mucho más dañino.
        Por eso el ser humano  -si es  inteligente- no olvida la fuerza física, pero tiende a eludirla;  cuando se decide a usarla, cuando al hombre le falla el intelecto, llega a causar  daños irreparables que  los sufren con más crueldad los más débiles.
       La sustitución del talento (intelectual) por la fuerza (animal) suele producirse lentamente y lleva siempre por delante el anuncio de la "no violencia" por parte de los más belicosos.
       Es conveniente que el hombre,  capaz de todo cuando el mal se convierte en epidemia, se detenga a mirar en frío lo que está pasando en Cataluña y como se  divulga la promesa de la "no violencia" por quienes más la provocan.
       A mí, viejo que vivió la guerra y la posguerra.  sufridor de hambres y miserias, no me da la gana de argumentar con historias que,  si se perdonan, hay que tener la generosidad de darlas al olvido.                  Hay historias que a nadie conviene repetirlas..

No hay comentarios:

Publicar un comentario