domingo, 1 de abril de 2018

LA EFICIENCIA DEL FÚTBOL

    Me refiero  al fútbol de los Clubs punteros. Observen por favor, liberándose a tal fin de todo tipo de pasiones y prejuicios, cómo las  masas futboleras,  cuando eligen un club como favorito, se fijan  en los triunfantes; en aquellos que carecen de espacios libres para exponer sus trofeos con holgura.
    Y no sólo estas masas generan fanáticos seguidores de un club ganador, sino que llegan a identificarse con él, y cuentan los goles como propios: "hemos  ganado por tres a cero". El "hemos" los define.
    Observen también este pormenor: los profesionales del fútbol cobran  relieve cuando  el club  los contrata por cantidades ingentes de dinero libres de impuestos (también los paga el club)  y dándoles libertad para recolectar ingresos marginales vendiendo su popularidad para publicidades mercantiles, en este caso con impuestos a su cargo..
      En suma, la opinión pública toma en consideración y aprueba que la eficacia y valía de un futbolista se pague muy bien y con cifras astronómicas. O sea que, por toda una mayoría de aficionados y espectadores,  está admitido el  derecho de los futbolistas a cobrar sumas de dinero muy elevadas,  sin establecer límites. Nunca he visto una huelga ni protestas sonadas porque en el fútbol los varones  ganen mucho más que las damas; ni porque los destacados de una alineación  cobren, también mucho  más que otros menos  eficientes.
      A los ciudadanos  votantes nos interesa  el bienestar de todos y, para conseguirlo,  nos  haría falta fichar talentos entre los mejor preparados, -primeras firmas políticas que haberlas hay-  que sustituyan a los  ineficaces,  mediocres e insulsos,  que son mayoría entre los profesionales y aficionados del ramo, sin olvidar a los fácilmente corrompibles; son muchos más que los ya descubiertos..
      A los políticos hay que pagarles bien para exigirles, a reglón seguido,  limpieza ética, rebaja del número existente y, sobre todo, eficiencia probada para golear a los contrarios en  bien de la mayoría.         No como ahora, que no se sabe, por muchos,  a quién votar.
     

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