Me refiero al fútbol de los Clubs punteros. Observen por favor, liberándose a tal fin de todo tipo de pasiones y prejuicios, cómo las masas futboleras, cuando eligen un club como favorito, se fijan en los triunfantes; en aquellos que carecen de espacios libres para exponer sus trofeos con holgura.
Y no sólo estas masas generan fanáticos seguidores de un club ganador, sino que llegan a identificarse con él, y cuentan los goles como propios: "hemos ganado por tres a cero". El "hemos" los define.
Observen también este pormenor: los profesionales del fútbol cobran relieve cuando el club los contrata por cantidades ingentes de dinero libres de impuestos (también los paga el club) y dándoles libertad para recolectar ingresos marginales vendiendo su popularidad para publicidades mercantiles, en este caso con impuestos a su cargo..
En suma, la opinión pública toma en consideración y aprueba que la eficacia y valía de un futbolista se pague muy bien y con cifras astronómicas. O sea que, por toda una mayoría de aficionados y espectadores, está admitido el derecho de los futbolistas a cobrar sumas de dinero muy elevadas, sin establecer límites. Nunca he visto una huelga ni protestas sonadas porque en el fútbol los varones ganen mucho más que las damas; ni porque los destacados de una alineación cobren, también mucho más que otros menos eficientes.
A los ciudadanos votantes nos interesa el bienestar de todos y, para conseguirlo, nos haría falta fichar talentos entre los mejor preparados, -primeras firmas políticas que haberlas hay- que sustituyan a los ineficaces, mediocres e insulsos, que son mayoría entre los profesionales y aficionados del ramo, sin olvidar a los fácilmente corrompibles; son muchos más que los ya descubiertos..
A los políticos hay que pagarles bien para exigirles, a reglón seguido, limpieza ética, rebaja del número existente y, sobre todo, eficiencia probada para golear a los contrarios en bien de la mayoría. No como ahora, que no se sabe, por muchos, a quién votar.
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