lunes, 18 de diciembre de 2017

TAMBIÉN FRACASAN ALGUNOS PARTIDOS

     Todo ser humano que domine su capacidad discursiva se ha de marcar una conducta con la que arreglárselas para ir caminando. En el trayecto tendrá que rectificar muchas veces. El acierto no está en un "dolce far niente".  Tampoco valen los indecisos. Y el juego limpio crea prestigio.
      Si este régimen de conducta favorece la gestión de toda vida privada, es fácil deducir la importancia que tiene para los líderes que encaucen la marcha de un partido político. Así funciona la cosa. Las masas humanas deciden  su voto, en función de las promesas que anuncia cada partido, fiándose en el prestigio de sus líderes;  si son o no de fiar.  Cuando no se cumple lo prometido, se crea entre sus fieles un clima de desconfianza que a  la larga deriva en desengaños irreparables. Las promesas incumplidas siempre pasan factura.
    ¿Por qué pierde votos el PP? Porque, años ha, prometió el cielo a sus votantes y los ha llevado a un purgatorio. Podrán argumentar para intentar convencer a sus gentes de lo contrario, pero la realidad es ésa y está en la calle.
     Pese a todo,  existe el voto del miedo: los demás políticos son tan malos o peores y tampoco suelen  disimular, con sus hechos,  su afán de trepar. Esto da pie al crecimiento de la abstención.  Y así, las gentes de un país, suelen vivir enfangadas en la mediocridad que conduce a la pobreza. España lleva años caminando por esas breñas.
     También suelen ser horas propicias para los populismos, movimiento previo a insospechadas dictaduras. Todo porque los falsos demócratas han nutrido sus partidos políticos de auténticos inútiles cuando no resultan ser codiciosos "chorizos".
     El caso es que en España, el partido centro derechista principal por ahora, anda de capa caída. Y naturalmente, ha surgido un competidor que lo puede desplazar. En Cataluña viviremos la experiencia. La marcha del aludido  -por sus errores- puede ser fatal; por lo menos bordea el precipicio
    Se quiera reconocer o no las democracias se desprestigian  ellas solas. No se olviden. De ahí arrancó  el fascismo y lo que vino detrás.
    Los pueblos, a veces,  también olvidan y no reaccionan a tiempo.
       
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario