sábado, 2 de diciembre de 2017

EL ATRACTIVO DEL CAMBIO

     El destino le dio la oportunidad, a don Zacarías, de vivir en un edificio dotado para primeros remedios,  unos dedicados a enfermos de distintas edades y otros para alicaídos por los años. Don Zacarías, enfermo y viejo, aún se vale para sus cortos paseos de un andador con su correspondiente asiento para descansar, si se tercia, por causas imprevistas.
     Don Zacarías contempla como le adelantan otros residentes obligados a ir en costosas sillas de ruedas, siempre que se valgan  de mecanismos  motorizados. "Este es, en el  mejor de los casos, el cambio que me espera", dice Zacarías. Y añade: "¡Ah si tuviera veinte años!" Y una voz lejana le avisa: "Según y cómo. Con veinte años las pasé canutas en  el frente de Teruel y no le digo nada si le recuerdo la Batalla del Ebro. Prefiero el taca-taca".
     O sea que el cambio depende de muchos factores, en gran parte personales.  ¡Y los políticos dale que te pego con su matraca! Y los ingenuos soñando con  la tostada y su capa de mantequilla.¡Tan    felices!
     El viejecillo Zacarías, se decide por sacar a relucir el sentido del humor y después de recitar el "virgencita, que me queda como estoy" pensó: "Estas sillas  motorizadas tienen que costar lo suyo, Todo para un par de años que me quedan. No quiero más cambios!"
     Vamos a cambiar las leyes  -responde un político- como desean  los maltratados por la "casta"-
¿No,  les suena? ¡Ya no se usa  el apelativo "casta!  ¿Y que ha cambiado? Nada. Salvo en Cataluña. Y de rebote, en  toda España. Los inversores huyen. Las empresas se dislocan. Ya todo está en  calma. 
     ¡Eso,sí! ¡Nos costará un ojo de la cara!   
   

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