martes, 12 de diciembre de 2017

PARADOJAS DEL DESTINO

       Puede ser cierto que una mayoría de votantes ignore el origen del Concierto Económico  que funcionó desde 1878 (periodo franquista aparte) como régimen tributario de nuevo cuño para Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, cuando sus respectivas Diputaciones perdieron su carácter foral.
       En esos momentos  los liberales vascos -de manera sobresaliente en Bilbao- sabían ya lo que significaba "apìñarse" para defender sus intereses. La cuenca minera en auge estaba llenándose de chimeneas y de masas obreras. Nacía un sector financiero liberal, tolerante aunque de misa diaria, moderno,  preparado para el  ensanche de la Villa y para el enganche de un socialismo internacional que asomaba las orejas con desparpajo en defensa de sus derechos. Fueron acérrimos partidarios de los Fueros. Paradoja al canto.
       Los nacionalistas vascos no existían. La foralidad auténtica estaba en manos de los carlistas. Una paradoja que a los Borbones no les asustaba:  la Ilustración era anti foral y centralista,
       Entre alaveses, vizcaínos y guipuzcoanos del pueblo llano, el Fuero -con mayúscula- se distinguía por dos exenciones: la del servicio militar, que siempre fue voluntario, y la del pago de contribuciones a la Corona, que se sustituían por un donativo.
      ¿Cuál fue la habilidad de Sabino de Arana y Goiri? Otra paradoja: aceptar la nueva estructura del poder, de corte liberal, para defender sus ideas y sus intereses muy ligados a la herencia  del pueblo llano con  bases tradicionalistas, para  echar a un lado los privilegios de la Corona. De ahí deriva el nacionalismo parroquial, nacionalismo con curas, que para prosperar necesitó el sufragio universal, la  división de poderes  (netamente liberales) y el anticlericalismo, aunque dejando a un lado la fuerza del ejército. Una paradoja más.
      Toda esta "movida" -al entender no mío, sino de acreditados expertos- está en  fase de cambio. El sufragio universal se manipula de la forma más grosera y cuesta un "pastizal". La división de poderes se queda corta: ahí está el gran capital superando hasta límites desconocidos el poder que trasciende a las fronteras nacionales. Si se perfeccionan las encuestas ¿para que gastar tiempo y dinero en citas electorales?
      Los secesionistas catalanes creen en sus enemigos locales. La disciplina nos la impone el gran capital supra nacionalista.  Por eso algunos van a pelear en Bélgica.




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