Personalmente, hoy, debería sentir satisfacción al ver como canta la gallina... o, sea, como se descubren carencias allí donde se presumía de todo lo contrario. Estaba pronosticado. Y me refiero, para que no haya dudas a la reiterada promesa de "no habrá referéndum" formulada por el Gobierno de España respecto al deseo del Govern de Cataluña que sostenía todo lo contrario; me refiero a´pseudo referéndum a celebrar hoy 1º. de octubre del 2017.
¿Se acuerdan ustedes de la marcha atrás que dio el primer Gobierno de Rajoy, -el de la burbuja inmobiliaria seguida de la crisis- y cómo de la noche a la mañana se cargó sus promesas electorales?
¿Respondía a lógica alguna esa respuesta? NO, con mayúsculas. Lo lógico era dimitir y ceder el mando. Pero eso exige estar formado, haber crecido en un clima duro y difícil donde superar dignamente y con astucia -que son compatibles- las tentaciones del goce inmediato. Aunque la renuncia te retire de las áreas del poder.
Puestos a contemplar la situación actual, y el compromiso del Gobierno con España, especialmente con sus votantes, bajo el lema "No habrá referéndum en Cataluña el 1 de octubre", es para desilusionarse.
¿Que ha sucedido? Todo lo contrario. No importa que el resultado sea nulo o no: la apuesta no estaba formulada por los rivales de España para que fuera o no convalidada la convocatoria. Se conocían de antemano los resultados que dieran las urnas. Lo importante era demostrar si el poder de España era capaz o no de vencer en la calle al poder de los secesionistas catalanes. Y se ha demostrado que NO. Y ese NO, cualquiera que sea el resultado, es decisivo. ¡Ya se verá!
Se puede repetir el fenómeno de la II República: nos acostamos como monárquicos y al amanecer empezó la guerra civil.
Hay que conocer España. Puede renacer el denostado "españolismo". ¡Ojalá me equivoque! Porque los nacionalismos -salvo error u omisión- todos, llevan dentro el virus del totalitarismo.
No olvidemos que lo sucedido hoy en España, tiene repercusión internacional, en línea con lo que ya es un hecho en el Reino Unido y en los EE.UU.
No hay otra salida digna, de momento, que la convocatoria de unas nuevas elecciones generales.
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