martes, 17 de octubre de 2017

LA DEMOCRACIA Y SUS FRONTERAS

   Las dos guerras mundiales, la de 1914 y la de 1939, estuvieron relacionadas con el nacionalismo de Francia enfrentado al de Alemania o viceversa. Con posterioridad, pero teniendo en cuenta el saldo negativo de ambas contiendas -padecido sobre todo por víctimas inocentes- un reducido número de próceres se reunieron para superar la estructura política nacionalista y hermanar a los Estados con el fin de alcanzar en paz un bienestar generalizado entre  los países europeos más influyentes.
   No se trataba de apoyarse en nación alguna, sino más bien de borrar  fronteras para crear riqueza en beneficio de los países asociados. Tampoco se pretendía ir contra un nacionalismo razonable: se buscaba la puesta a punto de un patriotismo constructivo y solidario.
   España pudo incorporarse a la Unión Europea tardíamente, una vez asumidos los principios democráticos, denominador común de la alianza. Se incorporó sin valorar la importancia del paso que se estaba dando. Los gobernantes, tanto de derechas o de izquierdas, se inclinaron por gozar de las instituciones de la Unión Europea y acudieron al convite como quien va a un espectáculo, con la ventaja  de poder  apalear subsidios ignorados por la gran  masa de españoles.
    Los nacionalistas vascos y catalanes más destacados, sí detectaron el cambio y sus dimensiones. Ser europeo suponía identificarse con la Europa de los Estados, y no les satisfacía. Empezaron por divulgar su adscripción a la Europa de los Pueblos.  ¿Qué buscaban? Estoy entre lo que creen que  todo  nacionalismo necesita fronteras dentro de las cuales reafirmar un patriotismo exacerbado. No obstante, tengo mis dudas.
    El hecho es que las vanguardias de todo movimiento renovador tienden a establecerse donde sea, con tal de gozar de una estancia confortable, fronteras aparte.¿Es bueno? ¿Es malo? No lo sé. Y, a mi edad, ni siquiera  importa. Simplemente constato un hecho.
    Esto explica que muchas empresas constituidas en pro de un mayor bienestar, encajen mejor en los países democráticos organizados sin dogmas infalibles. Por eso huyen de todo dogmatismo.
    ¿Materialismo?  Puede ser y llevado a dogma tampoco es bueno.

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