sábado, 14 de octubre de 2017

LENTA EVOLUCIÓN DEL CAMBIO

     Las sociedades modernas más y mejor instruidas viven con la convicción de que estamos metidos de lleno en un proceso de cambio hacia un mundo mejor. En este caldo de cultivo, los políticos se prestan a ofrecer a  los demás mortales fórmulas mágicas con las que asegurar la felicidad de las masas.
     La promesa más divulgada tiene por objetivo el Estado del bienestar, con tres metas de inmediato alcance, que las multitudes asumen bajo la guía de nuevos  "sacerdotisos" es decir de políticos de variados  sexos  que ¿acaban? de "inventar" un triple lema: libertad, igualdad, fraternidad para  los que -con sentido pastueño- se reúnen en multitudes sin razonar sus deseos, sin tener que darse al esfuerzo de pensar. 
     Los partidarios del Estado del bienestar, bajo el triple lema ya viejillo, también han puesto su  atención en tres conquistas: la enseñanza,  la salud y las pensiones para todos, cualquiera que sea  su sexo y condición.
     Pero la realidad es que nunca hubo en España, tanto político ni tanto gasto para mantenerlos con cierta dignidad. Y a medida que crece la nómina de los antedichos, disminuye la libertad, aumenta la desigualdad y se generaliza el malestar propio de los hogares faltos de cecina y hartos de mohina. ¿O no?
     En España sobran políticos, sobran burocracia y cargos públicos, fruslerías, cohetes. coches y viajes oficiales y otros gastos superfluos; sobran leyes... sobran "chorizos". Y faltan jueces.
    ¡Menudo cambio! Hacer que el pueblo cumpla en virtud de valores éticos y solidarios por convicción y por lealtad a sus semejantes, y no por  imperativo legal.  
     Cambio digno de ser introducido en la escuela. Una escuela adaptada a los tiempos que corren, donde los niños manejan con soltura el instrumental  electrónico. 











    

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