viernes, 5 de mayo de 2017

UN PASO AL FRENTE

 
     ¿Qué novedades políticas nos esperan a cuenta de un roto bipartidismo y tras la consolidación de nuevos protagonistas con nuevos proyectos para resolver viejos problemas? 
     El nacionalismo vasco de centro derecha ha pactado con  el partido del Gobierno español, que está en trance de interpretar  el papel del buen Dimas en el Calvario,  una política de ¡perdón oh Dios mío! de aquí te espero, que pasará a la historia. 
     Los españolitos de a pie, que han tomado conciencia de la jugada, están desorientados o mordiéndose las entrañas, porque una cosa es aguantar desprecios por haber ganado una guerra vergonzosa,  - cosa  de sus abuelos que estaban hasta la coronilla- y otra tener que sufrir la que consideran una discriminación positiva como contribuyentes, en favor de los vascos (también de  los no españoles), que van "in crescendo".
    Como alavés que soy, no sólo defiendo el Concierto Económico entre el Gobierno de España y las Diputaciones Forales, sino que lo digo sin rubor, porque lo bueno para los vascos es bueno para todos; y a mí  me gustaría que ese tipo de descentralización se aplicara en  toda España, provincia a provincia, por ser de justicia en beneficio de una inmensa mayoría de españoles. 
    ¿Quiere decir esto  que todo vale en política? Que cada uno responda en conciencia. Yo no deseo ninguna  otra guerra porque las guerras, todas, son una desgracia y, además, son inmorales por principio para todos los bandos en lucha, no se olvide. Quiero la paz que ha de ser justa, estable, equitativa en beneficio, no de lo pueblos, sino de las personas, una a una, conforme indica la  Carta de los Derechos Humanos.     
      Quiero la más amplia autonomía de las nacionalidades y regiones provincia a provincia,  como lo fue en tiempos idos en las Vascongadas, siempre que se mantenga  también la más amplia solidaridad entre todas ellas. No es por nada. Lo manda la más elemental justicia.  
     Y es ley de vida: el hombre no puede ser lobo para el hombre.¡No hay machos alfa que valgan!
      Uno asiste al espectáculo político propio y al internacional, donde todos sus protagonistas quieren pasar por buenos y se han de conformar con el mal menor.  Se entiende;  pero una cosa es aguantar marea y otra muy distinta aplaudir chupándose el dedo gordo a lo tonto. 
       En España se viene aplicando aquello de "se acata pero no se cumple" demasiadas veces. Y los vascos, dicho en honor  de  la verdad, no son los que más destacan en el ejercicio de esta práctica. Los hay más aviesos; los hay que ni dan pena.
      Dicho todo lo que antecede,  desconsuela saber que no se cumpla equitativamente en España, el principio de solidaridad exigible en favor  de las nacionalidades y regiones más necesitadas.    
     Item más: No se explica por otra parte, como se gasta en España tanto dinero en fiestas y vanidades, con el visto bueno de los que predican la justicia social.
     ¡El mal ejemplo levanta chispas...! 

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