jueves, 18 de mayo de 2017

DERECHA SIN ESCUELAS

      Un grupo de vizcaínos, que se dicen del PP, han planteado ante los medios oficiales y públicos del País Vasco, un deseo que dejo aquí colgado entre dos ganchos interrogantes: ¿ Por qué no traer la Roja (selección futbolística nacional-española) a jugar en San Mamés?
    Veamos: ¿Es o no verdad que la derecha moderada vasca (hay otra derecha pura y dura muy callada, que tal vez estalle un día, ¡Dios no lo quiera!) está sumida en la fronda de una higuera y que tal vez por eso no sabe,  ni se entera, ni comprende por donde soplan los  aires nacionalistas vascos?
    Confieso que soy partidario  de la plena libertad de expresión de todos y de cada uno  de los seres humanos,  compatible con el máximo respeto personal. Se entiende que dentro de esa libertad cabría, un partido de fútbol,  si el público no estuviera viciado por el virus de la política.
    Pero creer que esta idea puede prosperar sin riesgos de tormenta, tal y como está de cargado el ambiente, es propio de niños en edad angelical o de mártires adultos e ignorantes de lo que puede suceder tras la primera chispa que vuele suelta.
     ¿Pero qué podemos esperar de una derecha que  confía su redención a un simbólico partido de fútbol  y no advierte que todas las escuelas vascas, en manos nacionalistas, hacen pensar que esa derecha moderada, tan española como vasca, tiene sus días de vigencia política contados? 
      Dicho sea todo ello sin faltar al respeto que todo ser humano se merece; insisto: todo ser humano. Cumplida esta condición, seamos sinceros: todo aquello que no crece, siempre perece. ¡Es ley de vida!
      Está claro que España necesita una "nueva derecha" capaz de crear escuela: socialmente, solidaria y honesta; territorialmente, abierta; y culturalmente, actualizada e investigadora. Todo ello por convicción; nunca por conveniencias personales ni por imposiciones doctrinales.
     En fin, algo que no se aprende en las gradas ni en los vestuarios futboleros.  Y la derecha no tiene escuelas.   
      
       
    
 




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