lunes, 15 de mayo de 2017

EN TIERRA DE NADIE

Los vasco-españoles, en la  Vasconia peninsular, componen hoy un sector social muy evolucionado  respecto a los ya viejos tiempos  de la transición, hace cuarenta años. Es un sector desarticulado que peca de escepticismo. Los problemas de España, contemplados desde el País Vasco por estas gentes, están dejando de interesarles. No saben, tal vez por aburrimiento,  qué es peor: si el bandidaje del gremio oficial de ladrones, o la incapacidad de los llamados a vigilar por la normalidad de España y de los españoles. 
Los  vasco-españoles escépticos, desarticulados, fríos y grises, no se sienten atendidos con eficacia,  por los políticos que se tienen por patriotas. Están solos. Votan a quienes, -desde una  posición nada amable- pueden ser un paliativo de males mayores.
El partido de los vasco-españoles no existe. Tal vacante solo se podría cubrir, por quien fuera capaz de ofrecer con garantías de eficacia a todos los vasco-españoles, una vida indiscriminada,  tanto en la vida social como en los campos laboral y docente.  
 Todos los medianamente informados saben que el objetivo final del nacionalismo vasco, de cualquier tendencia, es la independencia soberanista. Los nacionalistas saben que se hace camino al andar. Y no paran. Los constitucionalistas permanecen quietos en cuanto se refiere a las ideas. Quietos, igualmente, en el campo de los hechos.
Pero, indefectiblemente, en el País Vasco peninsular existe y está vigente -sin que nadie, o casi nadie,  la cuide-  una cultura étnico-española a la que no le seduce la separación entre españoles. Esta cultura no es pro  españolista a la antigua usanza, o sea   patriótica excluyente. Hay una solución intermedia pero auténtica, que no se basa en una ficción, sino en una realidad  a la que muy pocos protegen, por no decir nadie. Así nos va: los valores vascos, auténticos o no, están en alza;  los españoles,  aún vivos, están siendo ninguneados por sistema.
Todo empieza en la escuela hoy, por mayoría,  en manos soberanistas.  No es una enseñanza neutral la que se imparte. Es un sentimiento  que cultiva la negación de España.
¿Dónde están los vasco-españoles? Los nacionalistas no los identifican como vascos. Los constitucionalistas los consideran desdibujados y arrinconados en el desván del olvido.
¡En tierra de nadie! 

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