Mantengo un vivo recuerdo del socialismo vivido en España en los años de la II República. Era otros tiempos. Un socialismo interpretado con frases duras, combativas, excitantes que dejaban huella, que anunciaban la dictadura del proletariado y que disputaban el voto a sangre y fuego.
Contaban con tres figuras irreconciliables: Prieto, Besteiro y Largo Caballero. Tenían sus razones comunes para acabar con la injusticia social. Pero no coincidían en los medios a utilizar contra sus enemigos coetáneos, adscritos a otras religiones y otras políticas. Y digo enemigos, consciente de que no eran adversarios.
Ayer, 15 de mayo, San Isidro, se celebró el anunciado debate entre las tres figuras actuales del PSOE de hoy, dispuestas a competir por el cargo de Secretario General de este Partido: Susana Díaz, Pachi López y Pedro Sánchez.
¡Como han cambiado los tiempos! Hablaron con claridad, educadamente y sin reparos. No obstante, para mostrarse solidarios ponían por delante sus particulares afanes, mientras nos decían que les importaba el interés general. Hacían apostolado. Pero... ¡Ya se verá!
El hecho es que los españoles se encuentran ante esa realidad: sus necesidades desbordan las posibilidades económicas del País. Gastamos por encima de lo que se recauda. Y no es, según los expertos, por carencias productivas, sino porque no sabemos administrar los caudales patrios.
El socialismo tiene una larga historia. Pero no cuentan toda la verdad.
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