martes, 28 de marzo de 2017

VERSION MODERNA DEL FUERO


(Continuación)

      ¿Puede concebirse un sistema político basado en esencias forales? El tema es incitante y al mismo tiempo delicado. Es  para pensar y debatir. Sin echar en saco roto fracasos anteriores, el fuero puede ser una enseñanza.
      El objetivo: descentralizar competencias con criterios solidarios, repartirlas con proporcionalidad racional y bajo estos principios, jerarquizar y reducir la burocracia oficial conforme a talentos y suprimir el gasto superfluo.¨La reforma fiscal vendría después, sin pérdida de tiempo.
      Podría concebirse un cambio si fijáramos la atención en las esencias derivadas de la disposición que "ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales" dándoles aplicación para  toda España. Se trata de darle racionalidad al régimen de competencias vigente con unas reformas no restrictivas, sino constructivas en favor: de la enseñanza libre mediante el cheque escolar; del sector laboral, primando la protección de la familia; y por último, de la equidad autonómica, estableciendo un equilibrio competencial, sin olvidar las comarcas rurales en especial las más pobres.  .
       Ahora bien, todo cambio es delicado; mucho más si no está precedido de un estudio ajustado a criterios de sobriedad con limitaciones lógicas. Esto justifica la racionalidad previa como exigencia necesaria.
       La actual estructuración de cada territorio autónomo  se ha organizado, -emulando a los nacionalistas vascos y catalanes-  como si sus terrriorios fueran a ser pequeñas naciones. Los aludidos
nacionalistas iban a lo suyo desde que se inició la transición: querían y quieren la independencia. En 1978, los constitucionalistas no pudieron evitar la presión a la que estaban sometidos en aquellos años de tribulación y sangre. Dieron alas al independentismo catalán y vasco. Se olvidaron de la España peor dotada y en parte desertizada.
     Las CC.AA restantes,  no quisieron sentirse menospreciadas. Trataron de sumar competencias y de  ejercerlas por todo lo alto, de manera especial en el plano representativo: mucha burocracia y protocolo, muchas construcciones emblemáticas, mucho automóvil, mucho viaje al extranjero, mucha decoración, mucho personal, mucha fiesta... mucho gasto superfluo... Y claro, mucha corrupción.
      Resultado: una España en crisis. Diez últimos años viviendo mal mucha gente,  mientras otros lo festejan... ¡No hay cristiano que lo aguante!
      Y entre tanto, millones de españoles a la deriva y en el paro y con las puertas abiertas para importar mas pobreza y mas brazos caídos.
       Es para pensárselo, pero la reforma si no se hace, te la hacen. Ahora, las ideas, buenas o malas, están en manos de los nacionalistas radicales por una parte y de los populistas por otra.
       No valen las viejas fórmulas si no se  modernizan con audacia. Las buenas ideas necesitan nuevos ropajes y grandes dosis de equidad de la buena.
       Fin.



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