viernes, 31 de marzo de 2017

DEMOCRACIA A DOMICILIO

     El paro angustioso que invade España se quiere solucionar por tres vías: la del pequeño negocio, la de crear puestos oficiales y la migración. Hay una dificultad añadida: Los pequeños negocios no suelen ser rentables, los puestos oficiales están ocupados por cientos de miles de interinos y la emigración pasa por  un mal momento: está de moda cerrar puertas y elevar muros.
     Nos queda desocupar los puestos oficiales, pero repito,  están llenos de interinos. Para hacer un hueco hay que darles la categoría de fijos; en esas estamos: en introducir a todos los interinos en los escalafones oficiales como fijos,  para hacer un hueco a las nuevas generaciones de enchufados.
     Esta integración de la interinidad no es tarea fácil. Para hacer funcionarios con todas las de la ley a los interinos, tendrán que superar una serie de pruebas que -pese a su interinidad gracias al enchufe- lleguen a demostrar su valía; solo  van a ingresar los que -como en cualquier oposición a notarías- lleguen bien preparados. Para más garantías, será una oposición libre; podrá concurrir cualquiera que reuna títulos y méritos; solo que a los interinos  se les reconocerá una puntuación por la ganada experiencia en el cago interino o algo así. Es decir: ¡ya hemos vestido decorosamente al muñeco! Podemos dormir tranquilos.  
     En tres tacadas, por ese sistema, doscientos cincuenta mil personas legalizaran su situación que les permitirá pasar de una interinidad estable a una consolidación del cargo. Entre tanto, miles de españoles están metiendo horas a destajo para demostrar su valía  en rigurosa oposición y conseguir una plaza dignamente.
     Siempre habrá en España dos clases de funcionarios oficiales: los de carrera y los enchufados. Es el último consuelo que nos queda.
     A no tardar, en la próxima legislatura, con todos los enchufados -salvo contadas excepciones- ya en plantilla, se levantará la veda y empezaremos a contar con nuevos interinos.
     ¡Una patada a la ética en el culo de miles de opositores!
     Y a ésto lo llaman democracia.





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