sábado, 25 de marzo de 2017

LOS FUEROS VASCOS NO FUERON SECESIONISTAS

(Continuación)  

     En una comarca llamada Valdegovía, originariamente integrada en la Castilla más vetusta, la de los Condes, para luego pasar a ser alavesa, se aprecia que en su mayor parte fue una zona aforada, unidos sus habitantes por la religión que ya practicaron los visigodos.
     En los pueblos de esta comarca -que dicen se despobló ante la invasión musulmana del siglo VIII-, vivieron gentes libres que llegaron a crear localidades libres, no sometidas a señorío impuesto. Eran tiempos difíciles con más vasallos que señores, más pecheros que liberados de pesadas cargas tributarias.  Valdegovía fue un Real Valle. Pudieron haber elegido al rey como señor.
     Estos pequeños pueblos de la vetusta Castilla vivieron, además de libres, unidos por una sobriedad generalizada que bordeaba la modestia, sin caer en la pobreza. Salieron adelante con su trabajo, ajustándose a unos usos y costumbres que, al paso del tiempo, se convirtieron  en fueros escritos.
     No era el fuero de las villas, concedido generalmente por los reyes. Era un fuero originario. Las cartas pueblas de las villas, tuvieron  otra génesis.
     Al paso del tiempo, las tierras de España, se fueron organizando para combatir y dominar  al poder de los árabes. La Península se llenó de personajes distinguidos, -condes, marqueses, duques, abades, obispos, etc.- que ejercían su señorío y se rodeaban de vasallaje. Las cartas pueblas otorgadas por los monarcas liberaron a los villanos (en el buen sentido) de este vasallaje medieval . También en Valdegovía hubo villas y villanos. Convivieron con los pueblos libres.
     De todo eso ¿qué nos queda?  Nada. Aunque  no deberíamos olvidar -entre otras razones porque nos sirve de enseñanza- el  recuerdo de unas costumbres medievales del pueblo llano, por el sentido común que expresan.  No van a volver aquellos tiempos, ni el vasallaje rendido ante el poderío de los señores... Pero existen y prosperan otra  suerte de servidumbres.
     Ahondando en el tema, se ven y se viven situaciones inmutables:  nacen todas del abuso del poder. Para vivir y prosperar socialmente ha de funcionar la moderación de esos  poderes insatisfechos que tienden al abuso. Para eso valían los fueros. Hoy, existen otros mecanismos, otros principios que se predican pero no se aplican.
     La defensa de los débiles surge con el  fomento de la solidaridad (que llamaban hermandad  en el medievo), con la subsidiariedad (se jerarquizaban desde abajo y por méritos personales),  la proporcionalidad del poder (medían su actuación y creaban instituciones para proyectos más ambiciosos), la sobriedad (administraban con rigor y tenían bienes propios) ...
     No siempre se acertaba, pero los errores, las incomprensiones, los abusos, venían casi siempre de arriba, de los más fuertes; de reyes y toda su corte de aduladores..
     "En aumento de la justicia contra malhechores", reza una leyenda en piedra del escudo alavés.
      Algo irrepetible, digno de considerarse para no perder su esencia ni su espíritu. El fuerismo no fue secesionista. Desarrolló otras virtudes. Si el rey señor no funcionaba, los aforados  aplicaban el pase foral. Pero eso es otra cosa. No se desunía lo que estuvo unido por costumbre.
      Merece la pena analizarlo.

(Continuará)





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