miércoles, 29 de marzo de 2017

ENSEÑANZA, CONTROL Y DOCTRINA

     Las personas más cultas, en países donde nadie olvida el afán de aprender,  son las que mejor defienden sus derechos y las que con más puntualidad cumplen sus deberes. Los países adelantados suelen serlo gracias a su escuela, donde conviven  por  sistema los profesores, los padres y los alumnos.
     Tal vez por eso, por no darse esa convivencia,  en las escuelas españolas bajo control oficial, no funciona  la posibilidad de aprender sin ser adoctrinado. Los políticos creen que cumplen con  su deber. Y no es así; por ello, porque  cada partido tiene su idea, su doctrina,  nunca se ponen de acuerdo para consensuar un plan de enseñanza eficiente para la mayoría.
     Los padres -ajenos a estas preocupaciones, que son mayoría- creen  y están agradecidos a unos planes escolares que no consiguen batir las marcas punteras de eficacia logradas por otros países. Es más: no tienen conciencia de esa realidad, no la valoran.
     No quieren darse cuenta de que su inversión en la enseñanza es la mejor herencia que  pueden dejar a sus hijos, ni la importancia que tiene la colaboración de los padres a este fin; consideran que con llevarlos a la escuela o al colegio cumplen con su obligación y pueden dormir tranquilos. Pues no. Han de saber qué y cómo aprenden sus hijos; para eso han de colaborar con los maestros. La mayoría no tiene conciencia de este deber, no sabría cómo hacerlo. Tienen que ir unidos. Haría falta una escuela para padres.
       Este es el panorama. La Constitución española vigente  ordena: "Todos tienen . derecho a la educación.  Se reconoce la libertad de enseñanza" (Artículo 27 - 1).  "Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y gestión de  todos los centros sostenidos por  la Administración con fondos públicos, en los términos que la ley establezca" (Artículo 27 - 7).
       Esa es una parte de los derechos paternos, que no se ejercen por ignorancia. ¿Se cumplen? ¡No! Puede ser que exista alguna excepción que confirme la regla. Y hasta que se escenifiquen  algunos formalismos para hacernos creer en el cumplimiento de lo mandado.
       Si un servidor fuera político de una derecha  moderada y  culta, lucharía por rescatar la escuela de  quienes la dominan para entregársela a los padres. Empezaría por crear una escuela para los progenitores. Pero como no soy político, ni voy a serlo, me conformo constatando que la derecha moderada vive ajena a lo que la escuela significa.  
     ¡Así no la rescatará en la vida! ¿En qué gastan nuestros dineros?



                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       





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