martes, 14 de marzo de 2017

ESTADO PLURINACIONAL

     Hace unos días, el ex-alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, compareció en los estudios de una emisora televisiva de alcance nacional y, en pleno debate, aportó una idea interpretativa -en su opinión- sobre la plurinacionalidad española. Euskadi, Cataluña y Galicia tenían cada una -porque hablaban en su propio idioma- derecho  a ser reconocidas  como nación cultural; según su teoría, nada costaba ceder a esos territorios tal título, sin llegar a darles la independencia, y resolver así las diferencias que les impiden a estas "naciones" funcionar normalmente con las demás regiones que forman España.
      Quise entender que el Señor Elorza formuló esta propuesta con la mejor intención. Pero, incluso los que practican con fe de carbonero los ritos secesionistas, tanto vascos como catalanes, quieren que Cataluña y Euskadi sean naciones independientes y soberanas y,  desde esta realidad,  negociar con España, de Estado a Estado, un pacto de amistad y de buenas relaciones; algo así como cerrar un tratado bilateral que, desde la independencia,  suene a mutuo apoyo. Pero nada que se parezca a una nación cultural a secas.
       Los nacionalistas, tanto vascos como catalanes, desean todo lo bueno que puedan sacar de España y rechazan lo malo: por ejemplo que España les impida figurar entre los mejores pueblos del planeta Tierra, libres de ataduras. Y creo que este sería un primer  paso en ese sentido, porque hay territorios limítrofes con  Cataluña y Euskadi que podrían sumarse a estas naciones emergentes, si las cosas salieran bien. Se diría que lo nacionalistas viven para cumplir un deber: contar con el mayor espacio posible donde estar como en casa entendiéndose en euskera o catalán sin depender de España.
        ¿Hay conversaciones avanzadas entre el poder central y el autonómico vasco paras armonizar conveniencias? Se sospecha que sí; pero nadie suelta prenda. Papeleta difícil para el llamado a dar.
        La clase media no nacionalista del País Vasco, tiene muy poco estudiado el tema y desconoce las consecuencias dimanadas de la venta de su primogenitura por un plato de lentejas. Esa clase media, entre  idas y venidas, vueltas y revueltas de sus representantes políticos, esta desguarnecida, sola y decadente. Debería pensárselo.
         ¿Es hora  de que tome parte en el negocio? ¿O no?


     

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