lunes, 2 de enero de 2017

IDEA PARTICULAR DE NACIÓN

     Hasta no hace mucho la idea de nación se hacía coincidir, más o menos,  con el conjunto de territorios y personas - agrupados en torno a un invento viejo llamado a veces Estado, a veces Reino o República-  que tenían a gala ser independientes y  soberanos.
     Solo se dan contados casos donde los Estados se unen  para formar una gran nación: por ejemplo los Estados Unidos.
     Aquí, ahora, en España la soberanía es del pueblo español del que "emanan los poderes del Estado" con su correspondientes y jerarquizados gobiernos.
     Por lo general, los mandamases  alcanzan estos poderes máximos del Estado por distintas vías: por mandato  imperativo de los  poderosos (ejemplo las dictaduras) o por la voluntad de los votantes que buscan a los más capacitados  para serlo, como sucede casi siempre, salvo errores de bulto,  en las llamadas democracias.
     Se pretende, por la insana inquietud  de pichichis provincianos (goleadores políticos), que las regiones se instituyan como naciones; en realidad  quieren desgajarse del Estado actual para constituir uno propio.
     Su proyecto consiste en reconvertir  una parte de la ya Nación, (a la que ya tienen bien ordeñada a fuerza de tributos nacionales y regionales), en un Estado aparte, dotado de soberanía,  con derecho a tener su aeropuerto internacional, su equipo futbolístico apto para participar en  torneos intercontinentales, un palacio de la opera, su academia de la lengua, un arzobispado cardenalicio, un puesto en las Naciones Unidas, diez o doce ministerios, cuarenta, cincuenta o más embajadas, un banco nacional con derecho a implementar negocios y, por último, muchas oficinas públicas.  Al calor de esa creatividad,   y bajo este tinglado burocrático, podrán distribuir  buenos enchufes a los que conectar con sus favorecidos correligionarios en condición de fijos con derechos vitalicios.
      Esto explica por qué en España hay tanto nacionalista:  por "amor" a la patria chica y otros añadidos.
      Pero la realidad se impone: las naciones pobres se hacen más pobres cuando sus moradores se empobrecen. Y las naciones poderosas lo son de verdad, cuando la mayoría de sus habitantes se  han hecho ricos. ¿Quién en España no quiere hacerse rico?  Es una vulgaridad pero... ahí está el problema y las soluciones se inventan . Y dividirse, pobres españoles, incluyendo vascos y catalanes, mal inv ento: más pobres, salvo los que lleven la batuta.
     ¡Hombre! El dinero no lo es todo... ¡pero lo que ayuda! Pregunten a los políticos.







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