miércoles, 4 de enero de 2017

EL EMPLEO MINUSVALORADO

     En la España económica-laboral se han consolidado dos cambios, respecto a épocas pasadas: no hay suficientes puestos de trabajo para atender la demanda y es  difícil y problemático reducir  el número de trabajadores  en paro.
     En consecuencia, la ley que influye en la oferta y la demanda de trabajadores se impone, y la remuneración de estos últimos se degrada.
     Hay dos resultados influidos por  esta  realidad: el oficial y el flotante, aunque semi-sumergido. El a oficial se controla con datos fidelignos, expresamente declarados por aquellos impelidos a cumplir la ley. Los resultados sumergidos están incontrolados,  porque el sector funciona a salto de mata: es una especie de islote flotante que navega sin recalar en puerto alguno para eludir la recaudación social y la tributaria,  en perjuicio de los que sí se ven obligados oficialmente a soportar los gravámenes más curiosos.
     Esta enfermedad social  ha pasado a ser endémica y  muy difícil combatirla, sobre todo en algunas sociedades que nacen, crecen, se desarrollan y mueren,  con un fallo genético, obligadas a soportarlo  durante toda una vida. No se ha inventado el remedio o  antídoto que inmunice a la sociedad afectada.
      Cuando se oye clamar a las víctimas de este mal  -con más razón que el Santo Job- algunos dudan: por fin, aparece un nuevo partido dispuesto al ataque para desde dentro, anular los  efectos negativos e esa situación...
      ¡Ustedes lo están viendo! Todo lo que era paz. bienaventuranza y sonrisa, el combate a la "casta" y el desmontaje de las "puertas giratorias", se traduce en ambiciones personales  emparentadas  con actividades sumergidas para huir de la más noble competencia ciudadana.
     Falla la lealtad a la palabra dada.Algo que también explica el avance de muchos nacionalismos.
     ¡Pero ése es otro cantar!


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