sábado, 7 de enero de 2017

PODER POLÍTICO MAL REPARTIDO

     El ser humano (ellas, ellos y otros géneros) ya en sus principios, aparece viviendo  en grupo o grupos más o menos afines. Constituida la tribu, sus componentes se jerarquizan y reparten el  poder desde arriba hacia abajo,  siguiendo un mandato instintivo que defiende, primero. la vida de cada individuo y, segundo,  la reproducción de la especie.
     Esto no impide, sino que favorece a minorías inquietas de ese mismo género humano, dadas a la lucha convivencial en su propósito de alterar esa jerarquización; es decir, en su idea de renovarse y mejorar sus condiciones de vida,  siempre con los mismos objetivos: existir y perdurar en sucesivas generaciones.
      Siguiendo esta linea de conducta, uno de los cambios renovadores se dió en la vieja Europa, al calor de un gran plan promovido y desarrollado por la Ilustración francesa en el siglo XVIII. Va a crear un sistema  modélico, un nuevo reparto del poder, para lo cual ha de acabar primero con los privilegios del Antiguo Régimen (Corona, Nobleza e Iglesia) para racionalizarlos y sustituirlos por, los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo,  y concretarlos en una nueva jerarquía que va a consolidar las democracias.
      Pero ese reparto de poderes -horizontales- no está suficientemente equilibrado, en perjuicio -, al menos en España-  del Poder Judicial. Y en otro  sentido -vertical- (Poder Central, Poder Autonómico y Poder Municipal) no sólo se da el desequilibrio, sino que además se ha roto el rango jerárquico que corresponde a cada jurisdicción y a sus dirigentes.
      El caso de Cataluña no puede ser mas expresivo y -para ventura de unos y desgracia de otros- este cambio que se anuncia, abriga incalificables ambiciones personales que suelen derivar en luchas violentas y fratricidas. Ya se verá.
      ¡Rectificar es de sabios!, según viejas historias.
   




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