miércoles, 18 de enero de 2017
UN GRAN PARAISO FISCAL
Ayer, al tomar el pulso a nuestro debilitado mercado laboral, llegué a esta conclusión: España está necesitada no tanto de dar ocupación a los parados, como de generar la presencia social de un buen número de ricos contribuyentes. Es decir, una generación de personajes o de sociedades dispuestas a engordar las arcas públicas y, por una vía indirecta y rentable, a crear puestos de trabajo, sin que ello causare estragos en los contribuyentes más desamparados.
No me atreví a sostener que España entera podría ser un gran paraíso fiscal, capaz de competir con Andorra, con Gibraltar o con Luxemburgo o Suiza, por no salir de la Europa continental. Lo cual exigiría una profunda reforma tributaria, en términos muy opuestos
a los hoy vigentes. ¡Todo un sueño!
Pero hete aquí a EL PAÍS (17/01/2017) que publica una sustanciosa crónica de la que es autor Pablo O. Guimón, sobre la separación del Reino Unido de la Unión Europea:
"La primera ministra ha insistido en que busca un acuerdo que satisfaga a las dos partes y ha dicho que sería un “calamitoso acto de autolesión” para la UE el tratar de imponer un castigo al Reino Unido para evitar que un acuerdo favorable provoque un efecto contagio en otros Estados miembros. En ese caso, ha amenazado May, en línea con las advertencias formuladas el fin de semana por su ministro de Economía: el Reino Unido estaría dispuesto a utilizar la política fiscal para convertirse en una especie de paraíso fiscal para atraer a las empresas".
¡El Reino Unido convertido en paraíso fiscal para atraer empresas! ¿Y por qué no España?
Esto permitiría levantar la veda para crear un atractivo imán en favor de gran número de empresas que atraídas por franquicias tributarias, serían muy rentables y crearían puestos de trabajo bien remunerados.
El caso para España está claro. La recreación y el dominio de fronteras por el
Reino Unido, permitiría -en reciproca correspondencia- controlar el paso de España a Gibraltar y acabar con un paraíso extraño al País, para dejar libre el camino a la iniciativa española: su derecho a promoverse como zona paradisíaca protegida.
Lo expongo así, a mi aire, consciente de que una propuesta de este tipo contaría con una interesada oposición. Pero esto no oculta ni puede encubrir la necesidad que tiene España de ricos contribuyentes para atender a una población que pide y quiere ser subsidiada; con más razón si además crearan puestos de trabajo.
Sin prisa pero sin pausa. Estamos en período de cambio, pese a las tribulaciones que nos acosan.
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