miércoles, 7 de diciembre de 2016

TODO TIENE UN PRECIO

     Todo tiene un  precio. Lo saben hasta los niños de teta: "el pobre que no  llora, no mama". Me podrán decir que soy un manipulador por añadir el vocablo "pobre" a una vieja sentencia, a un decir español. El débil tiene razones para quejarse: casi siempre es su única defensa.
     Se ha producido un cambio en la política española; no del todo, pero si sustancial. El partido mayoritario ha tenido que ceder y en poco tiempo ha dado un giro a su política de austeridad creadora de situaciones extremas: niños que se mueren de frío, gentes que caen rendidas de hambre, multitudes que huyen de la pobreza... Ha cedido y, para enjugar gastos, nos aplican mayor presión tributaria con la aprobación  de sus rivales. Pagarán los de siempre. Perderán votos. El ideal: reducir gastos superfluos.¡`No se atreven!
    La meta era -y sigue siendo- crear puestos de trabajo aunque fueran precarios; aunque estuvieran mal pagados. Craso error: el trabajo mal pagado no resuelve los problemas sociales. Hay que dignificar la tarea. Y ésto, como todo, tiene su precio. 
    Los políticos -y muchas personas que no lo son- lo saben: el desempleo, cuando sobrepasa ciertos límites, crea problemas sociales que pueden agudizarse hasta ser graves. Ahora bien, los malos políticos, aquellos que ejercen como tales sin  una mínima preparación, no  suelen ver estas cosas; no les conviene,  hasta que se produce un cambio de poderes. Es lo que nos está pasando.
    Los políticos heredo celtibéricos de España, (salvo excepciones, meritorias por lo raras) junto a otros que se tienen por más nobles sin razón para ello, primero disparan y luego se lo piensan. Y así vamos dando tumbos. 
    Ahora los aludidos políticos,  ellos, junto  con sus palmeros, están muy contentos: los escolares de España han superado el  nivel medio de habilidad lectora,  entre los países  de la OCDE. ¡Treinta y ocho años de democracia para tan menguados efectos docentes! 
    En la escuela está el secreto de la prosperidad y el remedio nunca es inmediato. Los llamados a gestionar la marcha de un país, parecen ignorarlo.
    ¡Luego dicen que también ellos están mal pagados!
    








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