lunes, 19 de diciembre de 2016

CONEXIÓN CON LA MADRE PATRIA

     El magnetismo centralizador ejercido desde Madrid sobre las provincias del resto de España, perdió fuerza desde que se suprimieron las delegaciones del Gobierno central y la figura del Gobernador Civil.
     La pregunta que surge es inmediata: ¿esto es bueno o malo? Como casi todo en la vida, la bondad o la maldad dependen de  muchos factores, pero sobre todo de cómo llegue el dinero a las personas encargadas de mantener abastecido el frigorífico de cada familia.
     Los políticos del actual período democrático, los padres de la Patria, al recrear una España descentralizada, pensaron en dar solución, primero,  al problema autonómico de Cataluña, del País Vasco y de Galicia, creyendo que otorgaban a estas (entonces) regiones, un derecho ganado en los tiempos de la II República;  las demás pequeñas patrias podían esperar, pero...
     ¡Buenos somos los españoles...! ¿Qué razón hay para distinguir sólo a catalanes, vascos y gallegos? ¿La   historia? ¿El idioma? ¿Sus costumbres? ¿La raza? ¿Sus leyendas? Somos iguales y si sólo hay café, ha de ser café para todos.
     Desde Cataluña, desde el País Vasco y desde Galicia (ésta con menos ínfulas), pedían más; querían ser naciones, reconocimiento previo a sus deseos de una soberanía total. Pero las demás regiones protestaron: todas tenían historia, idioma, costumbres y razas. Y en un tiempo breve, dada la importancia del tema, se instituyeron diecisiete autonomías con sus respectivos tres poderes: el ejecutivo hacedor de prolíficos y fecundos gobiernos con sus hijuelas (instituciones  que siempre están pariendo nuevos organismos,  nadie sabe para qué), el judicial (lento  como una apisonadora por falta de medios para modernizarse y  agilitar sus resoluciones) y el legislativo (que no para de funcionar y de complicar la vida a moros, a cristianos y a los contribuyentes que van por libre, con un diluvio de disposiciones capaces de regular hasta la longitud del cordón de los zapatos).
    Sobraba algo: sobraban los Gobiernos Civiles y la recua de delegaciones , poco apreciadas pese a dar solución a muchos problemas, pero no al orden público; otro día les diré por qué. Los Gobernadores nunca supieron ejercer de poncios, aunque funcionaran como tales.
    Tampoco, en los días que corren es cosa de volver la vista atrás. Tal y como avanza el proceso autonómico esto puede durar años o resolverse con un sistema plurinacional, que podría llamarse Yugoiberia, siempre y cuando dieran su conformidad los territorios soberanistas que si algo quieren es su independencia soberana, como toda nación-estado que se precie de serlo, y no parches de sor Virginia.
     Conseguido el cambio, (perdón por la ocurrencia) los que pervivieran como españoles en las nuevas naciones creadas, necesitarían sendos  consulados de España en cada territorio. Sería la forma legal de  no perder el contacto definitivo con Madrid, la conexión (que dicen ahora) con la madre Patria heredada de  sus antepasados.
    Madre Patria que,  para hacer felices a los españoles de buena casta que aun quedasen, podría convertirse en un paraíso fiscal con sede en Madrid, territorio también independiente en nombre y con el nombre de España.
    ¿Por qué no?
   










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