lunes, 12 de diciembre de 2016

NACIÓN DE NACIONES

    Hacer de la España actual una nación de naciones es un invento cargado de emociones partidistas. De ahí deducen, algunos nacionalistas periféricos, que su país es una de esas naciones hija de la Nación con mayúscula. Por ejemplo,  Euskadi es una nación. Pero nunca exponen las premisas en virtud de las cuales llegan a ese concluyente punto de partida.
     Existe un libro  "La formación medieval de España", obra oportuna como pocas para profundizar en el tema. Su autor es el prestigioso catedrático Miguel Ángel Ladero Quesada (Alianza Editorial 2014). Copio de tal obra un párrafo de su página 56, y lo hago con intención de divulgar la verdad que a mi juicio encierra:
      "Se puede opinar, en resumen, que  en España, como en otras partes, entre la conciencia medieval de su realidad histórica y la contemporánea de nación-estado, se han interpuesto y desarrollado constituciones políticas variadas, conceptos y sentimientos complejos,  muchas veces referidos a ámbitos menores o particulares. Pero no hay motivo para ignorar o negar que existió una España medieval, igual  que hubo una Alemania, una Italia, una Inglaterra o una Francia medievales, todas en proceso formativo, con independencia de los grados de cohesión o disgregación política que se dieran en ellas".
    Una España, quiere decir una.  Y medieval, quiere decir desde hace mil años más o menos. Simplificar tan largo periodo formativo de España con una idea simplista, poco o nada explicada propia de políticos inmaduros y por añadidura enfermos de verborragia, puede parecer agradable y simpática a presuntos reformistas,  pero no está fundamentada.
      Euskadi ni existía con este nombre y su equivalente,  Vasconia (con otros límites), nunca fue una nación. Álava, Guipúzcoa y Vizcaya  constituían una hermandad de territorios forales vascos, totalmente independientes entre sí.
     Por algo el Sr. Ladero subtitula su libro: "Territorios. Regiones. Reinos".


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