miércoles, 28 de diciembre de 2016

LA ECONOMÍA DE MERCADO

     Seamos sinceros: cuando los políticos proponen cambios o reformas que afectan al desarrollo económico de los españoles, cuentan con que una  gran mayoría del paisanaje (entre los que me incluyo), no tiene  la menor idea de por donde les dará el aire.
     El artículo 38 de la vigente Constitución dispone: "Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación".
     Como puede comprobarse, una de cal y otra de arena.
      ¿En qué consiste una economía de mercado?  Según leo, en favorecer el mercado libre de bienes y servicios, reservándose el Estado su intervención para aquellos casos que impidan esa libertad. Por ejemplo, la libre competencia.
      Como puede comprenderse esta definición es tan solo indicativa y no agota el tema. No pretende otra cosa que hacer ver que los Estados donde funciona la economía de mercado se parecen muy poco a los inspirados en las tesis social demócratas, que suelen ser  por principio intervencionistas,  como en el caso de España y, en general,  de los países integrados en la UE. Luego la economía de mercado está en cuarentena.
      ¿Por qué a veces los Estados tienden a comportarse y a legislar como social demócratas, aún presumiendo, algunos, de liberales?
      Muy sencillo: por razones electorales. Por ejemplo tienden a que la escuela sea mayoritaria o totalmente pública,  bajo control directo de los  políticos que se turnan en el poder; el que domina la escuela consigue más votos como regla general. Otro ejemplo: tienden a que el pago de pensiones a los trabajadores retirados, sea estatal porque, manejando hábilmente su regulación,  el fruto se recoge en las campañas electorales; el que domina el mundo del retiro pensionado, tiene mas probabilidades de triunfar que aquel que no toca pelota en esos arrabales.
       Los estados totalitarios, donde no funciona la economía de mercado, duran décadas. Convendría saber por qué,   un gran sector de ciudadanos, prefiere la pobreza  subsidiada de estos Estados  al bienestar competitivo. En algunos países hoy evolucionados, son muchos los que sienten nostalgia de las dictaduras superadas.  
      ¡Hay gente para todo!    

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