jueves, 8 de diciembre de 2016

EL OJO CRÍTICO Y LA ESCUELA


          Leo en Wikipedia,. sobre el informe que la OCDE publica periódicamente referido a la  preparación de alumnos de quince años  pertenecientes  a un buen puñado de países, lo siguiente:
          "PISA no analiza los programas escolares nacionales, sino que revisa los conocimientos, las aptitudes y las competencias que son relevantes para el bienestar personal, social y económico (OCDE 1999). Para ello no se mide el conocimiento escolar como tal, sino la capacidad de los estudiantes de poder entender y resolver problemas auténticos a partir de la aplicación de conocimientos de cada una de las áreas principales de PISA". "La finalidad de PISA no es sólo describir la situación de la educación escolar en los países, sino también promover su mejora"
          El resultado de las pruebas realizadas en el 2015, publicado estos días, ha situado  a los alumnos del País Vasco, en líneas generales, por debajo de los pertenecientes a Navarra, a La Rioja y a Castilla León. Esto ha hecho que una autoridad euskaldún, haya sostenido: hemos de hacer autocrítica. Buena señal. El Gobierno Vasco no rehuye su responsabilidad.
          Pero no sólo se hace necesaria la autocrítica de las autoridades; es más importante, por ser los directamente afectados, la crítica de los alumnos y, al ser menores de edad, la crítica de sus padres.
          Claro está: una gran mayoría de padres no valora la importancia que la escuela tiene para el futuro de sus hijos; no tienen conciencia de que ese futuro no se puede dejar solo en  manos de los gobiernos y, con más razón, cuando los  políticos partidistas (de los que se nutren esos gobiernos) se dejan llevar por su apostolado: en el mejor de los casos imparten poca ciencia y mucha suficiencia doctrinal.
          La docencia en España, siempre estuvo politizada ante la indiferencia y pasiva complicidad de los padres. Por eso no se ponen de acuerdo esos políticos para aprobar una ley de la enseñanza que sea del agrado de todos.
         Al fin, el resultado no es positivo. Hay que empezar por el principio: Abrir escuela para enseñar a los padres.
         ¡Lo demás es un cuento chino, salvo excepciones; que  haberlas "haylas"!

  







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