sábado, 17 de diciembre de 2016

"PODEMOS" SE JERARQUIZA

     En España estamos asistiendo al proceso de jerarquización de una nueva izquierda acogida al paraguas de PODEMOS. En realidad este partido surge ya que aquellos que podían  ocupar este espacio, -entre los partidarios de Izquierda Unida o del ala más radical del PSOE-, encontraban cerradas las vías a toda innovación; los cuadros jerárquicos estaban herméticamente armados, no se renovaban, y el descontento de los aspirantes solo tenía dos salidas: la resignación o la sublevación, esta última, si se quiere civilizada.
     Esta  operación cívica la quiso poner en marcha Pedro Sánchez en el PSOE, sin advertir que para eso la aptitud de mando -de la que carece- es fundamental. Se sintió atraído por aliarse con PODEMOS, sin considerar que sería deglutido y anulado por la jerarquía naciente de este fraccionado  y nuevo partido de izquierdas.
     Partido fraccionado, ¿por què? Muy sencillo, porque está en fase de jerarquización. Poco a poco va viéndose cuál será el gallo imperante del hoy gallinero despadrado. Pasa siempre, hasta en las mejores familias políticas. Es instintivo.
    El beso de Judas entre correligionarios, nunca se dió en la boca por escrúpulos de última hora. Que se sepa, la ocurrencia de Pablo Iglesias pasará a la historia de los  besuqueos si, como es de esperar, su socio Iñigo Errejón deja (o le hacen dejar) la política y pasa a contarse entre las víctimas del beso en la boca. Lo dijo el propio Iglesias: "Yo no soy un macho alfa". Se comprende: su "machismo"; estaba tan a la vista que resultaba ofensivo.  Era aconsejable vestirlo de seda. Cuando se jerarquice del todo PODEMOS, el macho alfa será inflexible, si no lo  disfrazan mejor.
    Porque el mono, por mucha que sea la seda, mono se queda.






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