lunes, 2 de marzo de 2015

UNA SOCIAL DEMOCRACIA NÓRDICA.

    Para hacer esa bebida espirituosa que se llama "patxarán", lo primero que hacen falta son los aranes o endrinas, que vienen a ser ciruelas asilvestradas que dejan en el paladar un suave y astringente toque agrio con unas pinceladas  de aromática  dulzura. ¿Se puede hacer "patxarán" con melocotones?  Imposible.
    ¿Es posible recrear una social-democracia nórdica a partir de una sociedad compuesta por españoles? Viene a resultar que no. A estos efectos sucedería que los españoles, como los melocotones que no sirven de materia prima  para elaborar "patxarán", tampoco servirían para instituir una social-democracia nórdica.
    Nuestros padres  de la Patria,  reunidos en el Congreso de los Diputados hace unos días para analizar el estado de la Nación - que es como conocer el grado de  salud socio-político de una  España enferma - y para decidir sobre qué remedios procede aplicar al enfermo, se pusieron tibios los unos a los otros y acabaron por tomar  dos decisiones no escritas: fomentar el odio entre facciones y  saborear la derrota del contrario. Lógico: no somos nórdicos, sino españoles, herederos de las tribus ibéricas, célticas, vasconas, catalaúnicas, béticas, etc. que como los aranes, dejan en el paladar un toque de acritud mezclado en este caso, con una sentida amargura;  somos como somos y cualquier cosa menos nórdicos.
    A uno, tan aficionado a la política como yo, hay que empezar por preguntarle: ¿Qué cambios pediría a una mayoría de españoles para llegar a constituir una sociedad fundamentalmente justa y solidaria como las nórdicas?
    Sabiendo, como sé, que el español goza defraudando al fisco, arbitraría un sistema tributario opuesto al que hoy rige. Al aprobar los presupuestos, le anunciaría a cada español la cuota tributaria que le corresponde abonar  en razón a sus ingresos. Fijaría  una cuota muy alta, por supuesto. Y le anunciaría al contribuyente "pagano": ahora, de usted depende rebajar esa cuota tan elevada, por una vía que le va a entusiasmar; la vía de la defraudación. Aunque usted sea pobre,  también podrá defraudar al erario público como si fuera rico. Todo siguiendo unos principios de igualdad, por ser  lo más justo.
    ¿Y cómo defraudarían? Muy sencillo: Si usted recicla las basuras y residuos, puede defraudar  un porcentaje. Si consigue que sus hijos aprueben a la primera en sus respectivos centros docentes, se le permitiría otro recorte defraudador. Si no fuma, en bien de su salud y para ahorro de gastos sanitarios y de farmacia, también. Si no bebe ni come en exceso, con el mismo fin, si usted y sus hijos y demás familia prescinden del botellón, de la droga y llevan  una vida saludable,  si  son puntuales y eficientes   en el trabajo y hacen deporte, más de lo mismo. Con esto, y más sectores de defraudación que se pudieren crear, cada uno podría seguir defraudando en su provecho y en el de toda la sociedad de la que usted y yo formamos parte.
    No sigo. Ustedes me comprenden. Los españoles,  sin dejar de serlo, podrían por un bien ideado sistema tributario, parecerse a los nórdicos... Se podría, entonces, dar por  llegada la hora de pensar en una  social-democracia a la nórdica.
   ¡Algo, es algo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario