lunes, 9 de marzo de 2015

COMO RECLAMO DE FERIA.

    Hay una corrupción  económica instalada en en el sistema democrático español que a todos nos afecta. Es decir a todos los que pagan las consecuencias de que algunos se lo lleven crudo. Por estar radicada en el sistema, la llaman "corrupción sistémica", aunque por la tolerancia  con que todos la soportan, podría llamarse "corrupción cívica",  tanto más cuando  conmueve y se encarna en la ciudadanía patria.
    Da la impresión de que una capa inmensa de la sociedad española considera a los corruptos como seres normales y hasta útiles, sobre todo si pueden ser rentabilizados como palanca para el ataque a terceras personas.
    Urdangarín habría sido noticia de dos semanas o poco más,  si no fuera porque servía de trampolín para atacar a todos sabemos quién. Ni el señor Bárcenas  tendría la celebridad que gasta -ni la opinión pública lo toleraría- si no se supiera que, de rebote,  el daño por lo sucedido repercutirá en el Presidente del Gobierno ¡y de qué forma!
    La última maravilla viene de la mano del escritor Sr. Sánchez Dragó que ha publicado un libro,  una novela, sobre el Ex-Director de la Guardia Civil, Sr. Roldán,   vividor de una aventura millonaria que si causa dolor no es por razón alguna de tipo ético, sino porque el confeso depredador, no vio un céntimo de lo depredado. ¡Que injusticia!
   Pues bien, los citados  -dos de ellos con sospechas mas que fundadas de haberse regodeado en la corrupción  y el último convicto, confeso y condenado-  gozan de un acreditada aceptación pública a juzgar por el requerimiento que de ellos se hace y del trato que reciben;  tienen  abiertas las tribunas más insignes para contarnos sus desdichas ante  una crecida audiencia. Audiencia que llenaría  decenas de veces el Bernabeu. Tal vez suceda como con la  mujer barbuda en tiempos remotos, que se han convertido en una atracción de feria.
   ¿Por  qué será? ¿Tal vez porque se ven favorecidos ciertos y particulares intereses? ¿Algo así como el proceso de exaltación  que dieron al pequeño Nicolás?
   Es para  pensárselo.
 

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