jueves, 5 de marzo de 2015

LOS POBRES Y LA CASTA.

    Leo que los políticos "populistas" son aquellos que se presentan como redentores de las clases desasistidas,  con la buena nueva de que todo se arreglará el día en que los ricos no roben a los pobres y el Estado, con esos excedentes, se dedique a impartir justicia distributiva.
    Naturalmente, ellos, los "populistas" son demócratas de verdad: todo para  el pueblo llano, todo con el pueblo llano  al que se consultarán las decisiones a tomar de forma directa, porque todo ha de revertir a ese pueblo equitativamente.
    Ya no tendremos derechas ni izquierdas, porque todo viene a estar abajo o arriba;   sabiendo, de antemano, que no es bueno que unos, los pocos y  ricos, estén muy arriba, y otros, los más y a la vez pobres, muy abajo. Esto equivale a dar por buena la idea de que la situación actual  es notablemente injusta y tiene enojado al personal. El ideal: muchos menos ricos con tanto dinero  y muchos menos pobres con tan poco.
    Para tan justa, equitativa y saludable labor los "populistas" quieren crear su propio Gobierno, nacen con la vocación  irresistible de mandar y, como todo el mundo, para participar en unas elecciones que los lleve al Poder (de ahí viene podemos),  necesitan dinero; un dinero que ellos no tienen y que tampoco quieren pedírselo a la banca, por que sería tanto como atarse a una obligación: la  ir a comer en su mano, la de la banca, tal que dóciles y candorosas aves.¡Y eso nunca! ¡Miren lo que le pasa a Grecia por haberse fíado de la banca europea!
     El dinero se lo van a pedir a los pobres (ya lo están pidiendo) por el sistema de los mini créditos que es  algo así como una demanda  vergonzante.
     Todo muy bello, pero resulta que el invento ha tenido mal fin en otros países. He oído, muy ocasionalmente y por azar,  a una ciudadana de Venezuela  quejándose de que el tejido social productivo de su país, que estaba en tiempos pasados en manos de las clases medias, ha desaparecido a base de exigencias, imposiciones y requisas, y que sus antiguos titulares ya están  censados entre las clases bajas que siguen desasistidas. En Venezuela  ya no hay ricos. Los que no se marcharon han pasado a ser  pobres. Todos iguales, menos unos poco privilegiados: son los de la casta renovada subidos  al  poder para quedarse.

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