jueves, 26 de marzo de 2015

EL COTORREO TELEVISADO

     No voy a referirme a los periodistas -que para eso cobran- aunque, algunos,  suelen participar en las tertulias televisadas con pleno olvido de quienes  escuchan; ellos se lo pierden porque con darle al mando a distancia, la cosa tiene arreglo inmediato.
     Voy a referirme a los políticos, no con ánimo de darles lecciones  -no se puede aleccionar al que
se considera superior-  sino para que no se alarguen repitiendo  vaciedades y por el bien, no de ellos, sino de sus electores. Lo que más molesta al espectador es el cotorreo.
     La consideración que me hago es la siguiente: cuando le dan un micrófono a un político  le dan una joya, en cuyo manejo no puede perder el tiempo discutiendo con los que le rodean. Tiene que agarrar la ocasión por lo pelos y arreglárselas para mandar su mensaje a quienes le interesan: los electores. Pero claro, lo primero que hace falta es tener un mensaje cautivador.
    No vale decir una simpleza como la  de "vamos a mantener la estabilidad", cuando los otros prometen  "cambio". La estabilidad de un parado, equivale a seguir en el paro. El cambio supone que va a tener trabajo. ¡Para desternillarse de risa! La estabilidad la valoran los que tienen algo que perder, que son muchos menos que los que con el cambio tienen algo que ganar. La estabilidad es un seguro para los  ricos, que son pocos votos. El cambio es una esperanza para los pobres, que son muchos más votos. No hace falta extenderse. Esto lo comprende un niño.
    He aquí por qué se puede pronosticar quien perderá y ganará en las próximas elecciones., Perderán los que no acierten con el mensaje y pierden, además,  la ocasión  de divulgarlo.

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