Tanto tienes, tanto vales. Tal vez, el aforismo sea, para
muchos, la mejor definición de la realidad: la valía viene dada según sea tu riqueza. No es justo, pero si nada tienes, poco vales.
Sería lógico decidir que según sean tus conocimientos y habilidades, eso vales. Pero las cosas suelen interpretarse con otros criterios.
En el primer caso cuenta sobre todo tu tesorería, tu bolsa. En el segundo, tu persona;. cuentas tú, tus conocimientos, tus virtudes, tus
buenas cualidades, tu voluntad.
La verdad es que si uno llega a dar la talla, puede darle una patada en el culo a la crisis aunque no tenga un puñetero euro.
La verdad es que si uno llega a dar la talla, puede darle una patada en el culo a la crisis aunque no tenga un puñetero euro.
Guarda esta idea en tu macuto, pero no te fíes. Tendrás antes que dejar de
ser esclavo de los prejuicios socio-económicos con los que han atenazado a
millones de mortales.
Los apóstoles de la política te dirán que consumas de todo y mucho, porque de esa forma ellos -constituidos en Estado- te birlaran la quinta parte de lo gastado, por medio de ese impuesto llamado IVA. Si les haces caso, te convertirás en un esclavo del consumo, en un tercer mundista, en un ser sin libertad.
Verás: hay un hecho, recogido en
incontables episodios a lo largo de la historia, que nos muestra a una inmensidad de seres humanos de ambos sexos -cientos de millones de consumidores impulsivos- que viven hundidos en una dorada pobreza, mientras un parte reducida, respecto al total de sus coetáneos, se enorgullecen como seres superiores en medio de un lujo despótico. Comprueba los contados
países que mantienen un generalizado buen nivel de vida, donde millones de connacionales se ven obligados a vivir con menos de lo necesario, en la pobreza más humillante (un tercer mundo enclavado dentro de los países ricos).
Si has tenido la suerte de nacer y de vivir en un país acogido al primer mundo, puedes estar desesperado por carecer de un empleo seguro y tener que cargar con pesadas hipotecas; pero podrás comer. Mal asunto, pese a todo. Pero no lo olvides: en el tercer mundo generalizado esa situación se agrava y los malditos sufren y mueren de hambre sin darse cuenta de que han sido explotados en beneficio de unos pocos privilegiados. Han muerto esperando que lo políticos los redimieran de esta vida cargada de penalidades. Los políticos rara vez lo redimirán.
Si has tenido la suerte de nacer y de vivir en un país acogido al primer mundo, puedes estar desesperado por carecer de un empleo seguro y tener que cargar con pesadas hipotecas; pero podrás comer. Mal asunto, pese a todo. Pero no lo olvides: en el tercer mundo generalizado esa situación se agrava y los malditos sufren y mueren de hambre sin darse cuenta de que han sido explotados en beneficio de unos pocos privilegiados. Han muerto esperando que lo políticos los redimieran de esta vida cargada de penalidades. Los políticos rara vez lo redimirán.
Si tú no discurres la forma de valerte solo mientras tengas salud y voluntad, no hay redención que valga. Si tu vida depende de un puesto de trabajo del que tú no eres su dueño, estás en trance de terminar en el paro. Has de pensar desde niño que tu salvación sólo está garantizada por tú valía personal; has de demostrar que eres apto para dar un buen servicio o crear algo productivo. Un título ayuda, pero en rigor puede ser el ornato de un currículo, pero poco más. La valía ha de venir avalada por tu conducta.
Comprueba esta situación y párate a reflexionar porque la terca y dura persistencia de los hechos te viene a indicar que tu
situación -en cierto sentido- no tiene otro remedio que el por ti aportado para no ser un esclavo tercermundista.
No te sientas orgulloso de la humanidad que te rodea, ni dispuesto a creer la propaganda política optimista de líderes y otros apóstoles. Esto puede perderte, sobre todo si te cantan al oído la palinodia de las buenas promesas. Aprende a conocerlos. La política suele verse traicionada por un criadero de trepadores. Se supone que nadie quiere envilecer tu vida bajo esa bandera; pero trepadores siempre los hubo y los habrá.
En consecuencia, para escapar del despiadado garrote de la crisis, has de empezar a valerte solo; tú mismo o a lo sumo con el apoyo de tu familia o de buenos amigos si es que los tienes. Y no olvides: muchos son los llamados y pocos los elegidos.
No te sientas orgulloso de la humanidad que te rodea, ni dispuesto a creer la propaganda política optimista de líderes y otros apóstoles. Esto puede perderte, sobre todo si te cantan al oído la palinodia de las buenas promesas. Aprende a conocerlos. La política suele verse traicionada por un criadero de trepadores. Se supone que nadie quiere envilecer tu vida bajo esa bandera; pero trepadores siempre los hubo y los habrá.
En consecuencia, para escapar del despiadado garrote de la crisis, has de empezar a valerte solo; tú mismo o a lo sumo con el apoyo de tu familia o de buenos amigos si es que los tienes. Y no olvides: muchos son los llamados y pocos los elegidos.
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