viernes, 5 de diciembre de 2014

DERECHAS E IZQUIERDAS.

   Está instalada en la mente del  colectivo social que las izquierdas constituyen una fuerza  progresiva y que, gracias a ellas,   va cambiando la faz de la Tierra y consiguiéndose mejores condiciones de vida para los más necesitados o peor dotados económicamente.
   Naturalmente el juicio quedaría  incompleto, cojo, si no se formulara su complementario: es indudable que las derechas, con su inmovilismo, constituyen una fuerza regresiva y, gracias a ellas, se fosilizan las injusticias mas brutales consolidando los privilegios de los ricos,   en perjuicio de los pobres.
   Montado el silogismo, la conclusión es inmediata: hay que sacar del poder a las derechas  y poner en su lugar a las izquierdas.
   Paradójicamente sucede en  realidad algo perverso: ¿Cómo se vive en los países donde gobiernan y se aplican las recetas de la izquierda? No valen contestaciones interesadas. Una mayoría quiere huir de estos paraísos. Por algo será.
   No es tanto un problema de derechas o de izquierdas, sino del acierto que se tiene para contar o no con unos buenos gobernantes. Y los tales, no son progresistas o reaccionarios, sino una mezcla.
   Mientras los relevos estén garantizados, la cosa puede tener remedio. Y el relevo posible viene por un sistema: el democrático.
   "En tiempos de tribulación no hacer mudanza" aconsejaba Iñigo López  de Loyola, que llevaba con mucha dignidad ese López, llegado de Castilla a la Vasconia peninsular; López que algunos lo han suprimido, a saber por qué.
   No creo que Don Iñigo tuviera razón. Pero entre españoles -y San Ignacio, lo era  y de buen linaje- no valen matices. No hay duda de que España, en los tiempos que corren, está necesitada de estabilidad política. Esta estabilidad pueden garantizarla un partido de derechas y otro de izquierdas, ambos centrados en los días que corren. Pasa que  a los del PSOE les da vergüenza la social democracia que es una derecha  vergonzante para todo  marxista  que se precie. No creen que haya pasado a la historia la "revolución del proletariado". Y quieren vender una mercancía que no tienen.
    ¿Qué no tienen? No. Esa mercancía la tiene <Podemos>. Sólo falta saber si es una mercancía averiada, por tanto de mala venta en la Unión  Europea. Ahí está el problema.

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