viernes, 12 de diciembre de 2014

SE ACABÓ LA CRISIS... PERO NO TANTO.

  Por mas que algunos así no lo quieran, el centro derecha que nos gobierna, desde un punto de vista dialéctico, es una malva. Como los caballos de la  pica, lleva tapados los ojos para no ver de dónde proceden sus desgracias  y un escudo protector, el peto acolchado,  deja a salvo de las astas del toro, su bajo vientre. Pero nada más.
  Los gritos hirientes que le llegan al picador desde los tendidos, están a salvo de toda contención y hacen más daño que la piedra granizada  sobre una cosecha feraz.
  La derecha solo levanta cabeza cuando sus adversarios, a fuerza de dar al manubrio del gasto, dejan a su patria para el arrastre. Podría decirse que las izquierdas, puestas perder, pierden hasta las bragas y, ya desnudos,  es difícil que gobiernen con decoro y dejan el sitio a otro. No es  que los otros lo ganen; es que la izquierda lo pierde.
   Y una vez en marcha el nuevo mandato, ¿qué hace esa derecha? Muy fácil. Sacar a concurso las plazas vacantes de caballos de Troya. Es decir, deja el enemigo dentro, lo ayuda y subvenciona, para que ataquen las bases de la estructura que  mantiene el tinglado.
   ¿Acaso alguno osa decir que no?
    Son así, y no tienen remedio. Pagan menos al  Presidente del  Gobierno de España que al de  Cataluña,por citar un caso y luego se quejan de quieran independizarse.
    Menos mal que unos pocos se sacrifican  y hacen  la labor de todos.
     ¿Y estos, los demás también en nómina,  qué? Se creen que todo consiste en no hacer trampas con el dinero. Pero bien mirado, abanicarse en la poltrona es otra forma de corrupción. Y en la derecha sobran poltronas, sobran manos para aplaudir y culos agradecidos para tapar asientos.
    No es lo malo que Rajoy dé por finalizada la crisis. Lo malo es que el eco  de esos pelotazales  va a dar pie para que brame desde los tendidos hasta la izquierda más bobalicona.

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