jueves, 25 de diciembre de 2014

EN RECUERDO DE LOS QUE VIVEN PEOR.

No hace falta ser un lince para deducir que la injusta distribución de la riqueza constituye un desequilibrio social y los desequilibrios, si son duraderos, terminan en catástrofes colectivas. El desequilibrio social de España de la última década es catastrófico, y si no se ha producido el estallido es porque las gentes no pierden la esperanza de que algo va a cambiar muy pronto. Los políticos avisados -que no son tontos- también se dan cuenta de cómo anda la cosa y valoran con tino esta situación. Pero muchos de los que se mantienen o conservan algún poder, creen de buena fe que esto se arregla con paños calientes o con parches de sor Virginia (por cierto, entre nosotros navega una originaria de la Argentina) cuando la realidad nos enseña que la gravedad del mal exige operar a corazón abierto. Esos paños calientes se traducen en medidas económicas que pueden ser convenientes y hasta ayudar a la solución del caso, pero si no coinciden con decisiones políticas de gran formato, es como llamar a Cachán el sordo haciendo sonar dos tejas. ¿Qué decisiones? Pues verán: es una pena que todo un señor Presidente del Gobierno de España, ayudado por la señora presidenta de la Comunidad Autónoma de Andaluciá - mandamases, respectivamene, en el PP y en el PSOE,(el Sr.Sánchez no tiene coraje, no vale, porque promete mucho y da poco)- no se pongan de acuerdo para dar un barrido personal en sus respectivas diócesis que actúe como depurativo. Este es el mejor cambio que podrían generar en bien propio y de todos los españoles. Se entiende ¿verdad? Está demostrado que para que unos pocos vivan, no muy bien sino de mil cojones (que diría un riojano amigo), son muchísimos los que tienen que vivir muy mal. Y si esto no se arregla, otros vendrán que peor lo dejarán. Ya sé que esto que digo es como machacar en hierro frío, pero por hacerlo público que no quede. ¡Ojalá me equivoque!

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