lunes, 15 de diciembre de 2014

EL INSOSTENIBLE INMOVILISMO DEL PP

   En política, motejar a uno de inmovilista equivale a cargar sobre sus costillas (las del inmovilista) todos los males que padecen los pueblos, las patrias, las clases sociales y los últimos de la fila que son los que más sufren.
   Las izquierdas, por tradición y escuela son las que con más precisión utilizan el término cambio, porque -como nos decía hace poco en Vitoria un historiador bien documentado- las derechas son tradicionalmente reactivas, nada propensas a  modificaciones. (No es cierto, pero lo parece).
   No hay nada como convertir  los tópicos en artículos de fe, porque en efecto, una vez adjudicado el credo  inmovilista a las derechas, surge el silogismo: yo soy de izquierdas, luego por principio, siempre estoy con el progreso, con el cambio, porque el cambio siempre es un  bien que conduce hacia la felicidad humana. ¡Ya lo vemos! Nada más, progresista que hacer del aborto un derecho o de la eutanasia un suicidio autorizado en pro de una muerte digna. ¡Tiene bemoles!
   Con estos antecedentes -ahora que un incipiente aunque limitado progreso económico (todo hay que decirlo) puede apuntarse al haber de las derechas-,  habrá que  buscar que hacemos con el inmovilismo en otro sector: el territorial. Un inmovilismo bien ajustado,  puede atascar el carro  de la derecha. ¡Vamos a ver -piensan desde la izquierda-  si los electores dejan de votar a estos tontos de baba  de una puñetera vez!
   Es cierto que el PSOE (reformistas ellos, faltaría más)  ya tienen la solución: un cambio constitucional para hacer de España una República Federal. Y no menos cierto que los de  <Podemos>, (rupturistas) van más lejos: imponer el derecho a decidir sobre el modelo de Estado (por supuesto) y sobre si una determinada Comunidad Autónoma quiere o no seguir unida a España.
   En ambos casos - digan lo que quieran -   falta un análisis serio del que se dedujera cuál sería el final de todos nosotros. Y votar sobre un final incierto es una estupidez.
   Pero en medio de toda esta diana floreada que nos espera, el PP se mantiene en un insostenible inmovilismo que puede ser suicida. Y si no fuera así, tan mal  lo explican,  la gentes, los votantes, lo ven así, tal y como  les digo.
   ¿Y que hacemos ante esa oleada de reformistas y rupturistas capaces de desarticular el país?
    Pues cualquier cosa antes de refugiarse en un acorchado inmovilismo. No digo nada,  pero ahora que puede, el Gobierno, antes de cualquier convocatoria electoral, podría  pedir al pueblo español, una respuesta en referéndum a esta pregunta:
    ¿Quiere una España donde cada Comunidad Autónoma goce de los mismos derechos y deberes?
SI o NO.
     Seamos consecuentes: Siempre será mejor, a ciertos efectos, que sea el Gobierno del PP el que convoque un referéndum, a que lo hagan sus adversarios del color que fuere.
     Por eso me parece insostenible el inmovilismo del Gobierno que hasta el momento viene sostenido por el PP.

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