lunes, 29 de diciembre de 2014

SUPEDITAR LA ECONOMÍA A LA POLÍTICA.

Cualquier persona que tenga por norma de conducta el sentido común, cuida su cartera porque de ella depende su forma de vida. Pero ese mismo sentido dicta que sea la cartera la que esté al servicio de las personas y no al revés.La dependencia nunca se romperá del todo pero en la medida en que una persona sea sobria, reduzca el número de sus caprichos y no haga de ellos necesidad, será más libre y dependerá menos de sus ingresos y de sus ahorros. Dos cosas a tener en cuenta: los economistas (no todos)aconsejan fomentar el consumo para crear riqueza. Los políticos (no todos) aconsejan fomentar el ahorro para crear reservas.La eterna lucha entre la cigarra y la hormiga. Comprendo que estas ideas se puedan simplificar y conducirnos al error, pero la tendencia termina por ser simplista. Esta simplismo nos lleva a fallos multitudinarios capaces de empobrecer a una nación,o sea a millones de personas. La crisis nos alcanzó a los españoles en plena vorágine consumista. Todo era posible, todo estaba al alcance de la mano. Se palpaba el Estado del bienestar. Pero tanto consumir, llegamos al límite: no hay más cera que la que arde. De la noche a la mañana millones de españoles se dieron cuenta de que estaban en la puñetera calle y ademas coritos, es decir en cueros. Unos más desnudos que otros, claro está, y de ahí a la indignación -con causa, la mayor parte de las veces- no había ni un paso. Cuando esto sucede, no es de políticos presumir de que se han subido las pensiones tres euros. El pueblo no está para que le toquen los pelendengues, es decir los adornos. Subir las pensiones tres euros al mes, es un toquiteo cínico que no viene a cuento en los tiempos que corren; la gente salta como si le pisaran un callo. El político ha de saber supeditar la economía a la política. No es político presumidr de una subida de tres euros. ¡Nunca es tarde para hacer política con un silencio opotuno!

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