jueves, 11 de diciembre de 2014

ANDA Y TIRA DE LA MANTA

    Lo bueno de la democracia es que son muchos, cada día mas, los que la burlan y menos los que la defienden. La democracia exige el respeto a las personas, y el ataque, si fuera preciso,  a los hechos y tesis anti democráticos. Aquí, entre nosotros  - para que nadie se entere - cada día aumenta el puñetazo y la patada personal y disminuye el debate dialéctico en pro o en contra de hechos o  ideas no democráticos.
    La verdad de esto que afirmo se advierte cuando irrumpe un partido en el escenario político y después de calificar de "casta" a sus principales adversarios políticos (todos ladrones, todos  en busca del medro personal),  no asumen la respuesta que le dan los aludidos, que tampoco es manca (ustedes, los nuevos, viven gracias a las ayudas de auténticos delincuentes; son unos rufianes, o poco menos).
    España es uno de los pocos países donde los políticos empiezan su discurso diciendo, más o menos: "Su opinión se merece todos mis respetos..." Pues mire, lo que procede es decir: "Su persona se merece todos mis respetos, pero a su opinión, que considero equivocada, la voy a someter a crítica y debate".
   El "tirar de la manta", en sus orígenes, tenía por objeto delatar a los judíos conversos haciendo  públicos su nombre y apellidos,  para que  no pudieran aspirar al desempeño de ciertos cargos que se reservaban para los cristianos viejos. Era un ataque personal, fruto de la envidia, que no deja de ser un pecado muy español.
   Ahora anda a "tirar de  la manta" un chiquilicuatro (y no hay ataque  personal, puesto que lo dejo en el anónimo) al que mantienen en el  podio media docena e periodistas, ellos sabrán el porqué. ¿A quién benefician?
   Si analizan la respuesta verán que ni hay manta de donde tirar ni alguien que la sostenga. Estamos en la de siempre: en una democracia llena de cascarrias.

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