lunes, 22 de diciembre de 2014

EQUILIBRIO DESEADO PERO COSTOSO.

Toda colectividad (personas concertadas para un fin), para pervivir, suele cumplir con dos requisitos, por lo menos: el primero, organizarse en jerarquía; el segundo, bien administrar los medios con que cuenta el grupo para alcanzar sus fines. Cuando se rompe la jerarquía y se impone la igualdad, la colectividad decae y termina por desaparecer. Y si los medios, que normalmente suelen ser económicos, no se administran con acierto, estamos en las mismas. Miren el proceso seguido por PODEMOS: de ser un masa informe llena de indignados, pasó a convertirse en un partido político (una colectividad) donde lo primero que hicieron fue jerarquizarse. Los sueños de igualdad se guardaron para siempre en el arca del olvido, la jerarquía funcionó a todo trapo y donde hay capitán no manda marinero. Ahora están en la fase de administrar sus medios y su cálculos les llevan muy posiblemente a endeudarse para poder costear las elecciones que piensan ganar; así recaudarán fondos con los que pagar las deudas contraídas o, por lo menos aminorarlas. Si no ganan empezarán a depender de las entidades financieras acreedoras, es decir a estar sometidos a quienes les prestaron el dinero. Esa es la fase más difícil de toda colectividad. Para salir de esa fase, se produjo, por citar un caso, el asalto de las cajas de ahorro por parte de algunos políticos; empezaron, valiéndose de su influencia por liberarse de pagar deudas contraídas durante su lucha electoral. Luego, se hicieron los amos, se quedaron con la Caja entera y vino el derroche. Los políticos no son precisamente monjes habituados al sacrificio y la oración. En general, les gusta la buena vida: viajar en primera, comer a la carta, dormir en cinco estrellas y otros lujos a los que se entregan en medio de las más extrañas compañías. No todos son igual, pero a los desiguales les faltan redaños para plantarse y denunciar a sus compañeros golfos que, digan lo que digan, suelen ser conocidos, pero rara vez puestos en evidencia. Los políticos han de ser conscientes de que cuando rompen el equilibrio tanto jerárquico como económico administrativo, están cavando su tumba. Y una de dos: o se corta por lo sano o se descuajaringa el invento; que es, más o menos, lo que les pasa al PP y al PSOE (que tratan de arreglar sus respectivas chapuzas),y lo que, por los síntomas, puede sucederle al recién parido PODEMO>, donde la ruptura del equilibrio deseado empieza a descubrirse por los mensajeros que no paran. Mayoritariamente nuestro políticos padecen el síndrome del solomillo: "Ustedes, los igualitarios, ¿tienen vacas?" "¿Y sus vacas tienen solomillo?" "¿Sí?". "¿Quién se lo come?". "Ya,ya..." "Unos más iguales que otros".

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