miércoles, 9 de abril de 2014

VERÁN USTEDES.

Tengo la impresión de que los gobernantes de la Cataluña autónoma han dilapidado las oportunidades que les brinda su Estatuto. Gastaron con una liberalidad mal entendida y se vieron obligados a dar un par de vueltas a la presión tributaria para, al fin, terminar cargando de deudas al país catalán. En casos así, los políticos designados para la gobernanza del país suelen agarrarse a un clavo ardiendo y, con frecuencia, activan un problema secundario, que estaba latente, a fin de que el electorado fije allí su atención y olvide los errores de sus gobernantes, que van a repercutir en su vida diaria con intensidad imprevista. Por eso deduzco que el recalentamiento independentista viene propulsado por razones socio-económicas a la que lo catalanes son muy sensibles. El razonamiento divulgado para motivar a las buenas gentes, no puede ser más sencillo ni más eficaz: la culpa de todo es de España y los españoles; si fuéramos independientes no pasaríamos por este trance, porque los catalanes yendo solos, sabemos defendernos. Los egoísmos y errores de una no pequeña cuota de dirigentes pasan así al olvido. Si no se tiene en cuenta este factor, se puede hacer falsas deducciones.

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