martes, 15 de abril de 2014

DUROS EMPEÑOS.


    Hay dos clases de empeños: el que se relaciona con la obligación de pagar una deuda y el que se refiere al ahínco y constancia puestos para conseguir un objetivo.
    Es indudable que España es una nación empeñada, es decir que ha contraído una deuda que bordea el riesgo de caer en el pozo. Y también es cierto que  en España, no se ha tomado conciencia de la  importancia que tiene asumir el empeño de salir airosos de esta situación que nos tiene atenazados.
   Se ha cargado el peso de la crisis sobre la burbuja del ladrillo, pero no se ha tenido en cuenta el proceso globalizador que en la última década ha causado estragos y ha herido de muerte a gran numero de empresas españolas que terminaron por desaparecer. Y nos ha dejado de herencia un paro irreparable bajo las coordenadas que actualmente reflejan este tipo de realidades.
   Al fin España tiene más gastos que ingresos y la deuda crece, año tras año que pasa. Los españoles no están avisados de que esta deuda la hemos de pagar entre todos, bien la actual generación o nuestros hijos y nietos si es que no hay otro remedio.
    Por esa razón resulta asombroso que nuestros políticos y personajes con poder de
decisión, estén perdiendo el tiempo y el dinero en elucubraciones de futuro, que no hacen otra cosa que generar desconfianza y retrasar la toma de  medidas eficaces para  remediar tantas desgracias como las que han llovido sobre nuestro tierra.
    España es un país importador de energía, un bien escaso de alto precio que nos vemos precisados a importar si queremos pintar algo en el club de naciones adelantadas. Si no se resuelve este problema, difícilmente podrán los españoles competir en el mercado globalizado en el que habrá que  luchar.
    Este año nos han dado un aviso sobre  los crecientes precios de la energía eléctrica. ¿Hay acaso indicios  de que catalanes y vascos, gallegos y andaluces, castellanos y aragoneses, etc. etc.,   estén siquiera preocupados por esta contingencia?
   Si se pusiera  el mismo empeño en  la solución de este problema energético que en otras banalidades todos saldríamos beneficiados. Pero  nos vamos a empeñar por meternos en aventuras étnico-culturales con repercusiones negativas más propias del siglo XIX y parte del XX,  que tantos quebraderos de cabeza acarreó para todos los residentes en este trozo de la península Ibérica llamado España.

No hay comentarios:

Publicar un comentario