jueves, 24 de abril de 2014

JUSTICIA, EL ULTIMO RECURSO.

     Si no hacemos de la Justicia (con mayúscula, es decir de todas las instituciones judiciales) el último recurso y se le dan los  medios para que  actúe con diligencia, estamos perdidos.
     En España, mientras no se demuestre lo contrario, son muchos -demasiados- los que tratan de mediatizar a la Justicia. Algunos intentan influir desde los puestos del Poder  ejecutivo, otros desde el  mundo de las finanzas, también desde ciertas corrientes de opinión y hasta valiéndose de las tribunas mas sectarias; y algún particular, con triquiñuelas.
     Cuando el desprestigio cae sobre una institución, se corre el peligro de que las turbas pidan justicia a gritos y ésta baje a la calle. De esto tuvimos una experiencia amarga en España que aún colea. No nos pongamos de parte de ningún  bando. Lo que está mal, está mal y reconocerlo no nos hace más grandes; en cualquier caso un poco mas justos.
     Pero tampoco es cosa de correr un tupido velo sobre los excesos que se detectan en nuestra sociedad. Por eso hay que dignificar nuestra  Justicia,  racionalizar los procesos,  darles agilidad y dotar de medios al complejo institucional sobre el que recae este servicio.
     Aunque ya se sabe, en España la docencia y justicia dan mucho de qué  hablar,  pero siempre tropezamos en la misma piedra.

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