martes, 30 de abril de 2019

NADA NUEVO

     Es como seguir por una senda trazada por la rutina cuando  hay mejores caminos.  Peor aún: como tener un aeropuerto bien condicionado y dedicado poco más que al pastoreo, cuando podría ser una fuente de riqueza.
      No se entienden las preocupaciones de la política a la española, cuando los naturales del país sufren en gran número para que los elegidos, por la mala administración que padecemos, sigan  haciéndonos creer que en España todo es sol y alegría.
      Parémonos a examinar la España  turística. Nos informan como si fuéramos niños: han llegado tantos millones y se estima que han dejado otra millonada de dinero. Pero no dicen, no deducen, a cuánto llega el beneficio neto. Ni tampoco nos enseñan cómo se puede mejorar la ganancia orientando lo invertido hacia otro tipo de atracciones. No se olvide que la millonada de visitantes que llegan son turistas de playa y botellón, muchos de los cuales no tienen reparos en dejarnos en las vía pública sus necesidades. ¡Viva la madre superiora que nos lleva de excursión!
      Pongámonos en el caso de Vitoria, ciudad sita desde siglos ha, en una ruta muy concurrida por el paso de turistas bien dotados, que pasan de largo. Es mi residencia, mi ciudad, y me atrae en el buen sentido, como es lógico, dada mi edad. Tenemos un aeropuerto, pegado a la Ciudad, término de Foronda, como ya lo quisieran en doscientos kilómetros a la redonda, por ejemplo,en Bilbao.
      Es una inversión ya hecha que no rinde por no quitarle viajeros al vecino.Y así se olvidaron de Vitoria, apodada Gasteiz, cita turístico-histórica digna de aprecio.
     ¿Y qué puede hacerse en favor de un turismo con clase que podría llenar la zona de un turismo de postín?
      ¿Un turismo culto, educado, de cuello vuelto y en plena globalización?
       Pues sí. Es posible.
       (Mañana  más, D.m.)





No hay comentarios:

Publicar un comentario