lunes, 1 de abril de 2019

UN PROYECTO CON LÓGICA

     Si usted lector repasa el texto anterior y lo compara con este de hoy,  saldrá desilusionado.  Le advierto que es breve, fácil de entender y posible; pero de ejecución forzosamente lenta y eficaz si no se pierde el pulso.
     Todo lo que se ofrece llega a conseguirse,  no por la gracia política sino por la constancia, la voluntad y el trabajo del elector; es decir del ser humano que vota, convencido de que sin una dedicación solidaria,  no hay cambio beneficioso para las mayorías; si no se auto-exige  por cada elector la prestación de  ayudas a terceros, cargadas de lógica,  apaga y vámonos: caeremos del burro  al comprobar que serán muchos los que sufren para que unos pocos vivan en su particular paraíso.
     ¿Y cómo se consigue ese equilibrio presidido por una generosidad familiar? Recomponiendo las familias bajo conceptos racionales -no evangélicos-;  y ésto, por muchas vueltas que se le de al tema, exige maestros y escuelas libres; nunca las manejadas por los políticos, aunque se vistan de cura.
      Los pueblos arruinados se vacían. Es lógico. No hay familias solidarias. Y en la ciudad ¿acaso las hay?. Tampoco. La evolución desarticulada de los "sin familias solidarias", conduce a la creación de barriadas presididas por la pobreza mal repartida,  en el más amplio sentido del vocablo.
      ¿Quieren ustedes gozar de una relaciones sociales sostenibles? Estudien cómo recrear las familias solidarias.
       Empiecen por la escuela hogareña.             










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