domingo, 21 de abril de 2019

DOS DÍAS DECISIVOS

     Nadie ha dado una respuesta verosímil sobre el desenlace del problema que arrastra España, al poner en juego su unidad como Nación. Ni siquiera sabemos si se ha puesto en venta su soberanía a un precio ruinoso.
     El caso es que cuando, planteada la cuestión, se recurre a la media tinta para que la mancha no irrite, se están abriendo esperanzas que al menor soplo pueden terminar en violencias resolutivas. Así empezó la guerra del 36.
     Las minorías que inducen a las masas a tomar las calles en tonos pacíficos y con apariencias constructivas, no quieren admitir que el control de las multitudes, llegado un punto, es imposible. Y tampoco valoran que para muchos, esa hora  es la ocasión del río revuelto.
     Estoy entre los que piensan que la evolución socio-política mundial y sus problemas, no los  resuelven en las  tribus, sino a través de cultas y bien relacionadas colectividades humanas.  Cultas y  bien relacionadas para vivir en paz.
     ¿Es que en España faltan o escasean ambas virtudes?
     ¡Para qué nos vamos a engañar! Estamos en manos de los políticos.

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