miércoles, 17 de abril de 2019

UN PORVENIR ANUNCIADO

   
          Quienes van rastreando el porvenir del llamado progreso político, reconocerán que en España aún se funciona con anacronismos arrinconados, en otros países, por su mermada utilidad.
           Por ejemplo no hay aspirantes, entre los más nombrados por cada partido, que nos propongan una reforma radical de la enseñanza. España no figura entre los países que destacan por su docencia ni mucho menos por los resultados que acarrea, tal y como sucede en los territorios que se decidieron hace décadas por crear y mantener una buena escuela.
          Aquí, entre los que no quieren - sin perder el recuerdo que nos sirva de lección - superar la guerra del 36 y los que sueñan con falsas promesas, seguimos enfrascados en inútiles peleas esperando el maná llovido del cielo.
           Y los que algo quieren y buscan un medio ambiente solidario con sus iniciativas, al no encontrarlo ¿qué hace? Huir.
           Los políticos, en mayoría, se presentan a su público como si fueran apóstoles dotados para hacer milagros.Y no es así. Para pasar el río en busca de mejor vida,  construyes un puente o te vales de pasarelas inseguras, o te echas  a nadar. Y en último  extremo pagas para que te pasen en barca.
          En fin, todo triunfo que huya del azar -peligroso e inseguro- exige dedicación,  esfuerzo  y constancia; lo demás es cuento.
         Los pueblos que intentan vivir del cuento es porque les falta escuela o nunca entendieron que no se puede perder  el tiempo haciendo girar la ruleta de la mala política.


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