Comprendo el estado de ánimo de muchos seres.humanos, partidarios de un centro-derecha, ante el horizonte -poco favorable para ellos- que se divisa en las cercanías. Se han cometido y tolerado muchos errores. Es lógico el resultado.
En casos parecidos los capacitados para hacerse oír, suelen organizarse y armar una respuesta política, otro partido, que pueda -una vez proclamados y corregidos los errores- ir a la palestra con nuevas promesas dedicadas a ganarse votos a paletadas.
Pues bien (o mal) sería un grave error fundar un partido de la noche a la mañana. Empezar de nuevo es inútil si antes no se conocen, además, las tendencias de un pueblo desplazado, insatisfecho; un pueblo con tendencias mayoritarias, con futuro, aunque hoy esté zarandeado con dudosas promesas.
¿Cabe sustituir un partido de vuelo largo por otro, de vuelo corto, que se limite a ser honesto?
En el País Vasco peninsular gobiernan los patriotas secesionistas; y aspiran con claridad a constituirse como nación independiente por ser más cultos, más sanos, más leales y honrados, más ricos y, de paso, con más poder para ganarse el cielo.
¿Cómo han respondido los partidos políticos españoles? No voy a decir que mal.; tienen demasiados puntos débiles. Pero ¿merece la pena ganarse enemigos cargados de poder y organizados para el ataque? ¡No!¡Nunca!
Entonces ¿Qué cabe hacer?. Hay otros medios.
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